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METAFÍSICA DEL SER INFINITO: LA CREATURA.. 75 drador del Intelecto que en un acto de autoconciencia se descubre como un principio simple e infinito emanante de ideas diversas. El Uno divino, identificado con la idea de Bien, crea el mundo por el Intelecto mediante la participación de sus Ideas. Por tanto, las cosas como símbolos, en su contingencia e imperfección, nos muestran las trazas del Uno, el Inteligible y las de las Ideas de las que participan. La creación es convertida en manifestación divina, en cuanto que toda belleza es teofanía105; las imágenes sensibles son símbolos de la Belle­ za de Dios, memoria que nos lleva a la contemplación de su Belleza y su Verdad. Dentro del tercer tiempo de su síntesis doctrinal de la división de la totalidad de los objetos de la inteligencia, «la naturaleza que es creada y no crea» Escoto presenta «el conjunto de las creatu- ras, invisibles o visibles (puramente intelectuales o sumisas al régi­ men de los sentidos o materiales) en los que los rangos jerárquicos... constituyen manifestaciones diferentes de Dios (tbéophanies)»106. porque contribuye a tomar esta doctrina desde la historia de la filosofía». A pesar de esta afirmación del profesor G. Madec, mantenemos que Escoto tiene presente el esquema neoplatónico, a la luz de su conocimiento del Pseudo-Dionisio y de Máxi­ mo el Confesor preferentemente, aunque con Madec también reconocemos el peligi» que supone desconocer otras influencias como la de san Agustín. En este sentido John J. O’Meara afirma que «Eriúgena no falta a la sinceridad cuando habla de Agus­ tín como su ‘Padre’*. Una cosa no ha de implicar la otra es cuestión de matices no sólo en Escoto, sino en el propio Pseudo-Dionisio y, más tarde, en los lectores y pensadores del siglo xii y xiii y que, en definitiva, es lo que queremos subrayar en esta tesis a la hora de referimos a la influecia desde el contexto platónico del propio san Buenaventura. Cf. M. Jacquin, «Le néo-platonisme de Jean Scot», en Revue de sciences philosophiques et Téologoques, 1 (1907) 674-685; M. Techert, «Le plotinisme de Jean Scot Érigène», en Revue néoscolastique de Philosophie, 29 (1927), 28-68; G. Madec, «L’augustinisme de Jean Scot dans le ‘De Praedistatione’», en R. Roques (ed.), o. c., 184 (tradución mia); J. J. O’Meara, «Eriugena’s use of Augustine in his tea­ ching on the return of the soul an the vision of God», en lb., 200 (traducción mía). 105 «Theophanias autem dico et visibilium et invisibilium species ; quarum ordine etpulchritudine cognoscitur Deum esse, et invenitur non quid est, sed quia solummodo est, quoniam ipsa D ei natura nec dicitur nec intelligitur, superai nam- que omnem intellectum lu x inaccessibilis» (J- E sco to E riúgena , De divisione natu­ rae, 1. 5, 26 Mag, PL 122, 919). Cf. J. M. A lonso , «Teofania y visión beata en Escoto Eriúgena», en Revista Española de Teología, 10 (1950) 361-389; 11 (1951) 255-281; T. Gregory, «Note sulla dottrina delle ‘teofanie’ in Giovani Escoto Eriúgena», en Studi mediavali, 4 (1961) 75-91. 106 R. Roques, «Allocution de M. René Roques», en Id. (ed), o. c., 16 (traduc­ ción mía).

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