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74 MANUEL LÁZARO PULIDO ria de salvación de manera más acentuada. El Areopagita había dota­ do al símbolo de una carga ontológica que amenazaba desviarse por caminos panteístas. San Agustín, por su parte, caminaba por senderos en los que el signo perdía su valor óntico. Antes del conocimiento de la obra del Pseudo-Dionisio a finales del siglo xii y en el siglo xiii , el camino trazado por Dionisio había sido asimilado por Escoto Eriúgena introduciendo su simbología en la Edad Media 103. Juan Escoto Eriúgena, efectivamente, toma la respon­ sabilidad que le da Carlos el Calvo de realizar la traducción al latín de las obras de Dionisio el Areopagita, solamente traducidas anterior­ mente por Hilduino. No será su única labor de transmisión del pen­ samiento de la antigüedad. A ésta habrá que sumar la de varios escri­ tos profanos y, sobre todo, la de los temas fundamentales de la patrística latina, y especialmente griega: san Agustín, san Gregorio de Nisa, san Gregorio Nacianceno, Máximo el Confesor, además del pro­ pio Pseudo-Dionisio. A esta labor transmisora hemos de añadir su propio trabajo expuesto en D e division e naturae o Periphyseon. Su traducción y comentarios de la obra dionisiana posibilita que autores como Hugo de San Víctor, Alberto Magno, Tomás de Aquino, el maes­ tro Eckhart, Gerson y san Juan de la Cruz entre otros, además del pro­ pio san Buenaventura, tendrán presentes en sus pensamientos y obras la obra del Pseudo-Dionisio. En fin, una influencia en el pensamiento místico impagable. El pensamiento de Escoto Eriúgena, de base neo- platónica 104, recuerda el principio fontal del Uno divino como engen- 103 Cf. R. R oques (ed.), Jean Scoi É rigène e t l ’h istoire de la philosophie. A ctes du Colloque In tern ation al n. 561 du Centre N ation al de la Recherche Scientifique à Laon, du 7 au 12 ju ille t 1975, Paris 1977; A. K ijewska , «El fundamento del siste­ ma de Eriúgena», en A nuario F ilosófico , 33 (2000) 505-532. Para un análisis de la lectura de las fuentes en Escoto Eriúgena, cf. G. D ’O nofrio , «La concordia di Agosti­ no e Dionigi. Per un ermeneutica del dissenso tra le fonti patristiche nel ‘Periphyse­ on’ di Giovanni Scoto Eriúgena», en M edioevo, 19 (1993) 1-26. Una obra clásica sobre este autor, cf. M. Cappuyns, Jean Scot Érigène, sa vie, son œuvre, sa pensée, Lovaina-Paris 1933- 104 Mantendremos esta afirmación ya hecha literatura por M. Jacquin, aunque teniendo en cuenta las limitaciones denunciadas por G. Madec al respecto de esta expresión: «La etiqueta de neoplatonismo aplicada a la doctrina de Eriúgena me pare­ ce inexacta y falaz: inexacta, porque nada indica que Juan Escoto haya practicado o solamente conocido los D iálogos de Platón y la literatura específicamente neoplatóni- ca, a excepción de la traducción latina del Timeo y del comentario de Calcidius; falaz,

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