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LA ORACIÓN EN LOS SALMOS (II) 11 d iàspora y da tam bién la b ienvenida a los qu e han acudido de otros pueblos (como ocurre en Hch 2, 9-12). Los ecos de la peregrinación anual de la fiesta de la alianza —sea la que fuera, porque la alianza se renovaba siempre cuando se situaban en la presencia de Yahvé, en el templo— suenan con fuer za en el salmo citado. Ésta sería la ocasión en la que la acción de gracias tenia su S itz im Leben más adecuado 6o. A la fiesta estable cida por Yahvé para la renovación de la alianza se refiere también la liturgia de acción de gracias del Sal 118, 24: «Éste es el día que hizo Yahvé: Alegrémonos y jubilemos en él». El «día del Señor» es día de victoria, de júbilo, de fiesta, de alegre y gozosa relación de Dios con su pueblo y del pueblo con él. En el tono festivo de la fies ta de acción de gracias se mezcla la alegría de la salvación: «Voces de júbilo y de victoria resuenan en las tiendas de los justos; la dies tra del Señor ha hecho proezas. La diestra del Señor me ensalzó, la diestra del Señor ha hecho proezas. No moriré, viviré para poder cantar las obras de Yahvé» (w . 15-17); sus costumbres culturales: la entrada litúrgica en el templo por la puerta de la justicia: «Abridme las puertas de la justicia, y entraré por ellas para dar gracias al Señor. Ésta es la puerta de Yahvé, entran por ella los justos» (w. 19-20); la procesión litúrgica con la bendición y la danza festiva: «Bendito quien viene en el nombre del Señor; nosotros os bendecimos desde la casa de Yahvé. El Señor es Dios, él nos ilumina; ordenad la pro cesión con ramos en las manos hasta el altar» (w. 26-27). Los rasgos mencionados eran particularmente adecuados para describir la celebración del m isterio cristiano. Por eso este salmo es citado frecuentemente en el NT, y particularmente era aplicable a la entrada de Jesús en Jerusalén. Se acudió a la afirmación de los w . 25-27, que ha culminado en la celebración del domingo de Ramos (Mt 21, 9) y Jesús cita el v. 26 como anuncio de dicha entra da (Mt 23, 39 y par.). El culto de la fiesta de la alianza y sus tradiciones constituyen solamente una parte o una secuencia en el conjunto del dram a sagrado que abarca toda la vida religiosa y sus formas diversas de 60 A. W eiser, o . c ., I, p. 50.
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