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36 FELIPE F. RAMOS mos manifiestan con mas claridad la coincidencia del juicio con la teofanía cultual de Yahvé: «Extermine Yahvé todo labio fraudulento, toda lengua jactanciosa» (Sal 12, 4). «No me arrebates juntamente con los malvados, con los obradores de la iniquidad, los que hablan paz a su prójimo, mientras su corazón está lleno de maldad. Tráta­ los conforme a sus obras, conforme a la malicia de sus acciones, retribúyeles conforme a la obra de sus manos, dales su merecido. Porque no atienden a las obras de Yahvé, a la obra de sus manos. ¡Derríbalos y no los edifiques! ¡Bendito sea Yahvé, que oyó la voz de mi súplica!» (Sal 28, 3-6; los mismos sentimientos se expresan en Sal 34, 16-19; 40, 14-18). La calificación de los fieles como justos (= saddik), es decir, participante en la salvación de la alianza, y de los impíos como malos (= rascbá, el que obra el mal) depende de la consideración del juicio desde el culto de la alianza y de la exclusión de los impíos de la misma. La fidelidad o infidelidad de la alianza divide a los hombres en fieles o impíos81. Merece especial mención el cambio moral que aparece como exigencia al final de un buen número de salmos de lamentación. Los conmovedores tonos tris­ tes y las quejas vivas y estremecedoras se ven compensadas por la certeza inquebrantable de ser atendidas y robustecidas con fuer­ zas renovadas: «Apartaos de mí todos los obradores de la maldad, pues ha oído Yahvé la voz de mis llantos. Ha escuchado Yahvé mis ora­ ciones, ha acogido mi deprecación. Confundidos sean, y vehe­ mentemente perturbados todos mis enemigos. Apártense, sean luego confundidos» (Sal 6, 9-11). «Después de haber esperado en tu piedad, que se alegre mi corazón con tu socorro, que pueda contar de Yahvé: ‘Bien me proveyó’» (Sal 13, 6). «Mas yo estaré en la casa de Yahvé, como fructífero olivo, siempre confiado en la misericordia de Dios. Siempre te alabaré por lo que has hecho y esperaré en tu nombre, porque eres benigno en la presencia de tus santos» (Sal 52, 10-11; remitimos con verdadero Ínteres a la lectura de Sal 56, 10-14; 140, 13-14, entre otros que desarrollan los mismos pensamientos). 81 A. W eiser, o . c ., I, p. 47.

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