PS_NyG_2003v050n001p0007_0044

28 FELIPE F. RAMOS dad (= pesch a, es decir, la infidelidad y la desobediencia rompía la relación con el Dios de la alianza. Sobre este fundamento se apoya la a lta se ried ad moral, que distingue a los salmos bíblicos de los de su entorno. La duplicidad de la representación del juicio (= salvación-condenación, como se diría posteriormente) nos obliga a comprender que la historia de la salud es simultáneamente la historia del juicio (Sal 78; 106) y, a su vez, establece la acentuación diversa del temor o de la alegría ante Yahvé, que constituyen el signo distintivo del encuentro con Dios en la experiencia cultual de su presencia. Cómo se realizaba en concreto el juicio divino escapa a nuestro conocimiento. Algunos salmos nos lo presentan como incum bencia d el rey: «Da, ¡oh Dios!, al rey tu juicio y tu justicia al hijo del rey. Para que gobierne a tu pueblo con justicia y a tus oprimidos con tu juicio. Haga justicia a los oprimidos del pueblo, defienda a los hijos del menesteroso y quebrante a los opresores» (Sal 72, 2.4). «Allí se alzarán las sillas del juicio, las sillas de la casa de David» (Sal 122, 5). Probablemente haya que contar también con la Tora de entrada, que regulaba el acceso de los peregrinos al santuario mediante una especie de examen de la conducta, semejante al juicio (Sal 15; 24, 3-6; 118, 19-20). Este examen-juicio debía constatar la existencia de las exigencias establecidas para poder entrar en el santuario: «Y me dije: ‘Heme aquí; en el rollo de la Ley se escribió de mí: En hacer tu voluntad, ¡Dios mío!, tengo mi complacencia, y dentro de mi cora­ zón está tu ley. He proclamado tu justicia a numerosa asamblea; no cerré mis labios: tú, ¡oh Yahvé!, lo sabes» (Sal 40, 8ss.). En el pensamiento sobre el juicio debe destacarse su aspecto positivo: L as exigen cias exam in ad as no son rituales, sino ético- morales; este aspecto brota, no de la influencia profètica, sino de la entraña misma de la tradición de la alianza israelita; si hubo influen­ cia del entorno cultural, al ser aceptado se pasó por el tamiz de la realeza de Yahvé y por el pensamiento de la creación; no se hace justicia a los salmos buscando para ellos una interpretación escato­ lògica en el sentido de una esperanza suscitada para el futuro; acen­ túan el b ic et nuncen el acto cultual sagrado manifestativo del seño­ río absoluto de Yahvé, de su poder y gloria (= kaboa). El hecho de que a través de la presencia de Dios en su teofa­ nia en la fiesta cultual se celebre todo el acontecimiento salvifico

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz