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NATURALEZA HERIDA Y EL ARTE 513 Posiblemente la nueva arma de terror venga a ser ahora la bac­ teria, en las manos de aquellos que buscan la revancha para com­ pensar sus marginaciones. Algo de fácil producción, a medio escondidas, sin levantar la sospecha de vecino, y los otros muertos de miedo. Ya, sin control, esa bacteria envenenada, para una parte de la humanidad o para toda ella, asustada, posiblemente sin horizonte para la esperanza. Cierto que antes hubo grandes cataclismos, la muerte de los dinosaurios y sus causas, radicales cambios en la naturaleza, pero entonces no estaba el hombre para contarlo. Entrados en la historia, al artista se le impone hablar desde su particular impresión, sin salirse de su presente; así, en paralelismo con ella, aparecieron los distintos estilos, maneras, interpretaciones. Así vino a suceder siempre, el arte responde a los distintos tiempos de la realidad visible y de la invisible, siempre con capaci­ dad para responder ante el estímulo. Desde las primeras representaciones, el hombre, abrumado por los fenómenos de la naturaleza, hacía una imaginería de dio­ ses protectores, fantásticos, sin parecido a la figura humana, por­ que debían estar más en lo alto, más en el espíritu, hasta la últi­ ma decadencia actual del hombre religioso, cuando viene a conformarse con su propia imagen carnal colocada en sus altares, porque la búsqueda de los dioses ha dejado su lugar al confor­ mismo, a la rutina, a la falsedad del espíritu, sin convencimiento de una trascendencia. Y en medio de estos extremos la larga historia de las repuestas por parte del arte, las distintas interpretaciones de la vida y la natu­ raleza. La nueva conciencia del hombre deberá estar ahora por no desintegrarse del todo de la naturaleza, el arte como advertencia de nuestra existencia precaria. Un arte que debe romper sus propios límites de independen­ cia, de cercanía de la estética a la ética, en unidad creativa en el interior del artista, estar con una añadida exigencia por la vida, estar con ética de comportamiento.