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502 ALEJANDRO DE VILLALMONTE APÉNDICE El cisma sumergido (del diario ABC, Madrid, 19 abril- 1999). -El h ech o relevante, p e r o inn egable, es qu e h ay muchos católicos practicantes, qu izá la m ayo­ ría, qu e h a n d eja d o d e creer en d eterm in a d os dogm as d e la Iglesia y en aqu ellos p recep to s d e moralistas qu e se com padecen m al con las fo rm a s actuales d e vida». Se trata de un cisma que tal vez lleva bastantes años soterrado o sumergido, pero que aflora y crece ahora, aunque todavía no ha hecho evidentes sus consecuencias más graves. El cisma se manifiesta en algu­ nos movimientos sísmicos sucesivos en el seno de la Iglesia romana, pero todavía no se ha producido el gran terremoto teológico, doctrinal y pasto­ ral que parece inevitable. Un breve libro del filósofo católico Pietro Prini, casi un opúsculo, titulado El cism a sum ergido (Lo scism a somm erso), donde se denuncia y explica ese hecho, tiene inquieto y escandalizado al Vaticano y ha despabilado un debate todavía incipiente entre filósofos y teólogos. El profesor Prini maneja como pretexto y apoyo de sus revela­ ciones una estadística elaborada por la Universidad Católica del «Sacro Cuore», de Milán, de cuya seriedad no se puede dudar y cuyo propósito no parece en absoluto sospechoso. La naturaleza y motivación del cisma se aleja por completo de aquel otro, grande y último importante de la Iglesia Católica, que se llamó Cisma de Occidente, provocado cuando los papas trasladaron su residencia a Avignon y el pueblo irrumpió ruidosamente en la elección del papa Urba­ no VI. Tampoco se trata del planteamiento científico de una o varias here­ jías. No surge de la riña entre teólogos, ni de una negación filosófica de los postulados últimos de la ciencia moderna. Claro está que es fácil obser­ var una divergencia fundamental, con frecuencia dramática para católicos, tanto para Adán como para Eva, entre los descubrimientos de la ciencia actual, con sus conquistas más modernas, y la moral tradicional predicada, y a veces impuesta por la Iglesia durante dos milenios, desde los libros jurídicos, desde las celdas de estudio, desde los púlpitos o desde los con­ fesonarios. El hecho preocupante y relevante, y por supuesto innegable, es que hay una buena parte de católicos, quizá mayoría, que se han alejado de creer en determinados dogmas de la Iglesia y en aquellos preceptos de los moralistas que se compadecen mal con las normas actuales de la vida,

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