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492 ALEJANDRO DE VTLLALMONTE amor de benevolencia. Podríamos utilizar el lenguaje de san Juan y decir que Dios justifica al pecador lo hace a impulso de su Agape. Dotando el hombre de un corazón nuevo, de un nuevo ser en Cris­ to. La «Justicia» se trasforma en «Gracia», el Ordo iustitiae, en Ordo gratiae 37. 6. Dentro de la tradición cristiana posterior encontramos la tras- ferencia de la Cruz de Cristo desde el ordo iustitiae (de anselmiana memoria) al ordo gratiae que aparecía ya en san Pablo. En la soterio- logía del beatoJ. D. Escoto , la muerte de Cristo en la Cruz es interpre­ tada bajo el signo del amor y de la gratuidad, según las exigencias del «ordo amoris», clave hermenéutica de su teología, cristología y antropología: Jesús muere con absoluta libertad, por amor supremo a Dios y a los hombres 38. El Padre a su Hijo no le pide, no le impone ninguna pena-sufrimiento compensatorio que satisfaga las exigencias de su Justicia (del ordo iustitiae). Por parte del hombre reconciliado, la respuesta es también de amor, generosidad, gratuidad y agradeci­ miento. Si bien el amor no puede menos de ser dolorido. Pero, como hemos dicho, la pena-castigo del pecado cometido, es la pena-dolor de haber ofendido al Amor, que es Dios. Es únicamente la pena-dolor del alma por haber ofendido a Dios. Es el acto de amor dolorido, de arrepentimiento (de perfecta caridad) que el Tridentino define como «dolor del alma» (DS 1676). Sólo se pide la pena-dolor de haber ofendido a Dios. No el aceptar supues­ tos castigos de Dios, ni autocastigos impuestos para expiar un supuesto ‘reato de pena’. Ni para dar satisfacción a la Justicia vindicativa. 7. La explicación de la Caiz de Cristo bajo la idea de la satis­ facción penal ha tenido notables y, en muchos casos, negativas consecuencias. Ya hicimos alusión a aquella imagen de Dios vio- 37 Los textos de Duns Escoto, su comentario y su encuadre dentro de su cris­ tología, pueden verse en Jaime R ey E scapa , La libertad de Cristo según el beato Juan Duns Escoto, Romae 1996, pp. 91-103: La cruz como gesto de amor y libertad. «El misterio de la cruz es interpretado por la teología escotista desde la ‘clave de amor’-, p. 94. Expresión de su amor a la Trinidad y a nosotros. Nunca por la necesidad de una reparación. Esta interpretación de la cruz corresponde a la conocida enseñan­ za escotista sobre el motivo primario de la encarnación. Que no es satisfacer por el pecado del hombre, sino ofrecer a la Trinidad la suprema glorificación y amor. No es restaurar el orden que la Justicia exige (ordo iustitiae), sino establecer el «orden que pide el Amor (ordo amoris)-.

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