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EL CISMA EN LA IGLESIA CATÓLICA 491 lidad hebrea. Ya sabemos que en éste y en otros momentos está influenciada por el mito-teología de la pena. El problema de la ira de Dios, de su justicia, de la violencia sagrada preocupa en la exé- gesis y en la teología de hoy. Pues en ningún momento la ira de Dios, su justicia vengadora con los hombres aparece en manifesta­ ción tan violenta, tan abrumadora como cuando descarga sobre su propio Hijo en la Cruz, según se predicó desde tantos púlpitos durante siglos 36. Sin embargo, es necesario abandonar esas formas aidimentarias y cruentas al hablar de la justicia de Dios, como indi­ caba P. Ricoeur. Se precisa realizar un trabajo mejor de «incultura- ción» del Mensaje de la Cruz. Sacarle de las tortuosidades en que la ha colocado el mito, teología penal en siglos pasados. En la carta a los romanos, san Pablo hace la trasferencia del acontecimiento de la reconciliación del pecador desde el ordo ius- titiae (el plano, la exigencia de la Justicia), al ordo gratiae (al plano, la exigencia de la Gracia). Cierto es que todavía utiliza él palabras tomadas del lenguaje jurídico como, ‘justicia’, ‘juicio’, ‘acusación’, ‘justificación’, ‘condonación’, ‘pago de deuda’. Pero es para supe­ rarlas, llenarlas de nuevo contenido. Realiza con esos conceptos una «anagogía», una trasformación por sobre-elevación, una especie de «Aufhebung», si cabe la expresión. Las dota de nueva capacidad para expresar algo totalmente nuevo: la reconciliación tal como ahora la realiza Dios en Cristo. Reconciliación gratuita, que brota a impulso no ya de una «Justicia» que ha de tener cuenta las obras del reconciliado, sino de una «Justicia» que se ha trasformado en «Gracia», en amor de liberalidad-libertad absoluta de Dios, en puro 36 El problema general de la violencia en la Biblia y la imagen que tantos textos parecen ofrecer sobre un Dios iracundo, violento, justiciero implacable y vengativo preocupa seriamente a exégetas y teólogos en estos últimos años. Por ej., N. L o h f in k , El Dios de la Biblia y la violencia; C. B a r b a g lio , Dios ¿»violento»? ¿Lectura de las Escrituras hebreas cristianas, Estella (Navarra): Ed. Verbo Divino, 192; F. V a r o n e , El dios «sádico». ¿Ama Dios el sufrimiento?, Santander: Sal Terrae, 1988. Cita en portada unas palabras de R. Girard: « Dios no sólo reclama una víc­ tima, sino que reclama la víctima más preciosa y querida: su propio Hijo. Indu­ dablemente, este postulado ha contribuido más que ninguna otra cosa a desacre­ ditar al cristianismo ante los ojos de los hombres de buena voluntad en el mundo m o d e r n o Los trabajos del propio Girard sobre la violencia y lo sagrado han pro­ fundizado en este oscurísimo problema.

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