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EL CISMA EN LA IGLESIA CATÓLICA 487 la c o n d en a c ió n etern a. Pero no peca contra la fe ni contra el amor a Dios si uno mantiene la «audaz esperanza» de que, al cerrase el libro de la historia, nadie haya sido efectivamente condenado. La misma teoría del pecado original, y la administración impru­ dente del sacramento de la confesión han creado entre los cristia­ nos de tiempos pasados un sen tim ien to m orb oso d e c u lp a b ilid a d que multiplicaba el número y gravedad de los pecados, merecedo­ res del infierno y, por consiguiente, el m ied o a la ju sticia d e Dios. La pastoral del miedo debe dejar lugar a la espiritualidad del amor y de la entrega generosa al servicio del Reino «aunque n o h u b iere in fiern o ». Es poco eficaz y, con frecuencia, contraproducente utili­ zar el «miedo al infierno y sus tormentos-, para hacer mejores a los hombres. Como ya denunciaba san Agustín en su tiempo, los oyen­ tes más que miedo a perder a Dios, temerán ser quemados en las llamas. Lo cual podrá tener un valor espiritual bastante dudoso. 7 . P ara una crítica d e la teo lo g ía penal El prof. Prini, en respuesta a uno de sus críticos, señala que le hubiera gustado poner a su libro Lo scisma sommerso este sub­ título Introduzione alia critica della teología p en a le (p. 110). El artículo tiene por título: «Más allá del escándalo de la pena». Idea ‘escandalosa’ sobre la que vamos a hacer algunos comentarios. 1. El año 1 9 6 7 tuvo lugar en Roma un Coloquio internacional sobre «El mito de la pena». El tema fue discutido desde las más variadas perspectivas: historia de las religiones y mitología; exége- sis y teología; derecho y moral; fenomenología, psicología, filoso­ fía. Veremos más adelante cómo esta «teología de la pena» en s í y en su s a p lic a c io n e s es un v e r d a d e r o «e s c á n d a lo -tr o p ie z o »p a r a la sen sib ilid a d h u m a n a y religiosa d el h om b re m oderno, tanto del cre­ yente como del increyente. Para la discusión teológico-crítica sobre los principales temas del libro — los comentados por nosotros— la discusión sobre la validez o invalidez de la «teología de la pena» constituye el punto neurálgico para una posible discusión que pueda ser esclarecedora. El mitólogo, filósofo y teólogo P. Ricoeur centraba el tema general del Coloquio y la importancia del mismo, especialmente para la teología cristiana, con estas palabras: