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EL CISMA EN LA IGLESIA CATÓLICA 453 esta creencia; el tema espantoso del infierno eterno; el malestar y miedo poco saludable a la justicia divina, que impone castigos durí­ simos e interminables a la humanidad entera por el pecado de un solo hombre, cometido en un nebuloso instante de los míticos comienzos de la historia. Con no menor agresividad aparecen en la Comunidad cristiana disensiones y desacuerdos sobre temas de tipo práctico: sobre la confesión auricular y sus concomitancias doctrina­ les y pastorales, sobre la ética de la sexualidad, sobre los proble­ mas recientemente suscitados por la biogenètica y la bioética. Pasamos a ampliar algo el informe sobre los temas tratados en cada capítulo del libro. 1. Los HEBREOS, LOS GRANDES HEREJES DEL MUNDO ANTIGUO El pueblo hebreo, en franca discrepancia y ruptura (en ‘cisma’) con cualquier otro pueblo del mundo antiguo, logró una idea de Dios trascendente al cosmos y a la historia, ser personal consciente y libre quien, con sola su palabra, su querer, pone en la existencia al universo de los seres de la naturaleza y al hom­ bre dentro, pero superior a ella. La acción libérrima y absoluta­ mente dominadora de Dios sobre el cosmos y sobre el hombre significa, ante todo, que Dios da un radical nuevo sentido a la historia del pueblo (al género humano), al universo del hombre. La idea de la creación de la nada, desarrollada por la tradición posterior, refuerza la fe en la libertad y dominio absoluto de Dios y en su carácter personal, trascendente. Es sabido que la cultura occidental moderna propugna una visión evolutiva, lineal, ascendente, dinámica, procesual de la reali­ dad cósmica y de la historia: del ser y del acontecer universal. Visión que puede desteñir incluso sobre el mismo concepto del Absoluto. Esta mentalidad extiende sus raíces más fértiles y largas en el campo de la experiencia religiosa de los hombres que escri­ bieron la Biblia. El Dios de la Biblia es siempre ‘creador’, hace nue­ vas todas las cosas (Apoc 21, 5). Actitud que está en franca contra­ posición a la visión fijista, estática, inmovilista, descendente, hierática dominante en la antigüedad clásica. Mentalidad que for­ maba el tejido filosófico y cultural en general que les servía a los

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