PS_NyG_2002v049n003p0451_0503

474 ALEJANDRO DE VILLALMONTE 6. La apologética defensa de la religión cristiana cultivada por estos y otros autores durante los últimos siglos es de signo principal­ mente negativo. Es decir, proclaman y ensalzan la necesidad del catolicismo desde la negatividad, desde lo que el hombre no puede, desde su impotencia del ‘hombre caído’ (homo lapsus). Método apo­ logético de negatividad denunciado con firmeza por D. Bonhoeffer. Porque tiene rasgos de innoble y humilla innecesariamente al hom­ bre. Método basado sobre lo que algún autor llama «La teología del gusano»20. El hombre tiene necesidad de Cristo, radical, en absoluto insuperable no (primordialmente) desde la oquedad que abre en él el pecado (real y honda, sin duda), sino desde lo más excelso del hombre: su apertura y búsqueda del Infinito, que sólo en Cristo se verá cumplida. Se intenta mostrar al hombre moderno su corrup­ ción congènita. El interminable discurso sobre el asendereado «hom­ bre caído», cargado con una naturaleza viciada, deteriorada, enfer­ mada por el pecado de Adán. Actimd mental abierta al autoritarismo clerical y al integrismo doctrinal y práctico. 7. Por ser harto conocido y lamentable basta una simple alu­ sión al hecho de que la Iglesia católica se opuso, durante más de un siglo, a admitir el evolucionismo aplicado al ser humano, princi­ palmente para salvaguardar el ‘dogma irrenunciable’ del pecado original21. De esta manera la doctrina del pecado original funcionó relación entre el miedo a la libertad, autoritarismo político religioso y pecado origi­ nal. Se comprende que los que creen que la libertad humana nace corrompida por el pecado original tengan miedo cerval a sus perversiones. Similar convicción está en la base del llamado ‘agustinismo político’ medieval, y de tantos regímenes ecle­ siásticos autoritarios e inquisitoriales. Así lo recoge la inmortal parábola del Gran Inquisidor en Los Hermanos Karamazov, de Dostoiewski. 20 Texto de Bonhoeffer y comentario en A. de V illalmonte , «La visión francis­ cana del hombre y pecado original», en Carthaginensia, 18 (2002) 223-250; 240- 245. Al nivel de divulgación expone similar convicción J. V. Bonet, Teología del •gusano-. Autoestima y evangelio, Santander: Sal Terrae, 2001. Entre otros factores que tienden a envilecer injustamente al ser humano, menciona la doctrina clásica del pecado original que sería -la más deprimente y vejatoria jamás pronunciada sobre el hombre», p. 42. 21 Texto de la encíclica Humani Generis en DS 3897. El fondo del docu­ mento refleja la mentalidad fijista, inmovilista, conservadora que formaba el tejido mental de los documentos del Magisterio en aquellos años. Pero también de la mayor parte de la exégesis y de la teología oficial y oficializada de la época. Ver

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz