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472 ALEJANDRO DE VILLALMONTE 2. Desposeído de cualquier apoyo razonable en la Palabra de Dios, la doctrina del pecado original flota en el ambiente como un mero «teologúmeno», una hipótesis doctrinal teológica abierta a todo viento de discusiones. Así ha ocurrido a los largo del últi­ mo siglo xx 15. Un grupo creciente de teólogos se ha decido por un *Cristianismo sin pecado original». Pero sin llegar a este desea­ do final, ya es indudable que la tesis del pecado original resulta hoy del todo estridente dentro de la analogía de la fe, es decir, dentro del contexto de nuestro sistema católico de creencias. Y también dentro del contexto cultural humanista, secular de Occi­ dente. Sobre las estridencias que acompañan al tema del pecado original en el interior de la teología católica hemos hablando en otras ocasiones l6. Dentro de este comentario conviene fijarse más en las estridencias que la tesis del pecado original produce en el contexto de la cultura secular de nuestro tiempo. 3. Desde el nacimiento de esta teoría se ha argumentado a favor del pecado original partiendo de la experiencia de la ‘inmen­ sa miseria’ en que yace el género humano. Miseria tan desorbitada, tan anormal, casi enfermiza no puede explicarse sino como conse­ cuencia de una catástrofe originaria de la humanidad, como un cas­ tigo de la Divinidad. La tradición cristiana pone esta catástrofe pri­ mordial en el evento que llama «pecado original ‘originante’»17. Pero ya se ve que esta argumentación sólo vale para una mentalidad intensamente idealista, para quien crea en el mito de la edad de oro de la humanidad; o bien en la teoría platónica de la caída de las almas desde la región celeste al planeta tierra, o bien mantenga una interpretación de Gén 2-3 rígidamente literalista e historicista lo que es el pecar humano. Dice K. Barth que un «pecado heredado» (Erbsünde) es un enunciado contradictorio. Como si dijésemos un hierro de madera. 15. Para una historia documentada y crítica del tema del pecado original en la última parte del siglo xx puede verse A. d e V illa lm o n t e , El pecado original. Veinticinco años de controversia, 1950-1975, Salamanca 1989. Abundante biblio­ grafía pp. 563-592. 16 A. d e V illalm o n te , Cristianismo sin pecado original, pp. 163-195; 197-219. 17 Sobre el tema, A . d e V illalm o n te , «‘Miseria’ humana y pecado original: un gran tema agustiniano», en Naturaleza y Gracia, 33 (1992) 111-152. Este argumento es valorado mucho en nuestros días por teólogos como M. F lick - Z. A l z e g h y , El hombre bajo el signo del pecado, Salamanca: Sígueme, 1972, pp. 219-316.

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