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EL CISMA EN LA IGLESIA CATÓLICA 463 la filosofía como podría ser el estudio del hombre o el estudio del Ser Supremo, ‘teo-logía’ 6. El teólogo cristiano Agustín de Hipona (especialmente en La Ciudad de Dios , lib.VIII-IX) combate la demo- nología de los filósofos paganos y le concede el mismo estatuto epistemológico que un teólogo de nuestros días podría conceder a la antropología marxista. Ésta, la demonología de los paganos, no es anticipo providencial del Evangelio (una preparatio evangélica). Tal demonología filosófica pagana lo que en realidad desvela es el hecho de que la existencia de ‘demonios’ no es una verdad traída del cielo. Surge de las profundidades de la historia humana, sobre la base de sus experiencias simplemente humanas. Y su presencia en los escritos de los teólogos cristianos es un caso de acu ltura- ción - incu lturación del Mensaje sobre el Salvador en la sensibili­ dad, mentalidad y estructuras de comunicación del hombre greco­ rromano. Poblado por «daimones» tan densamente como el Evangelio de Marcos está poblado por «demonios». 2. Si se insiste en la realidad personal de «Satanás», habría que darle una densidad óntica similar a la que concedemos a Pablo de Tarso o a Francisco de Asís. Y decir que el individuo-persona, a quien se llama convencionalmente «Satanás», es responsable de que­ rer destruir el reinado de Cristo en forma similar (cada uno en su esfera) a como Pablo o Francisco son ‘personas’ responsables de trabajar en establecerlo. Desde luego, no podríamos negar en absoluto que exista este tipo de ‘personas’ en la inmensidad del universo, que sólo en míni­ ma parte conocemos. Pero los humanos no tenemos poderes nor­ males para establecer comunicación vital con seres que no tengan un componente de materialidad similar homologable al nuestro. No podemos comunicarnos con seres ‘puramente espirituales’. En los relatos de ciencia-ficción a los «marcianos» se les dota de cuer­ po, aunque sea estrafalario, para que puedan hablar con los huma­ nos. Ni vale el recurso a decir que, por su parte, los espíritus sí que tienen poderes para comunicarse con los humanos, darles 6 Una selección de testimonios fehacientes sobre esta afirmación puede verse en E. R. D o d d s, Paganos y cristianos e7i una época de angustia. Algunos aspectos de la experiencia religiosa desde Marco Aurelio a Constantino, Madrid: Eds. Cris­ tiandad, 1975, espec. pp. 61-97, «el hombre y el mundo demoníaco».

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