PS_NyG_2002v049n003p0451_0503

462 ALEJANDRO DE V1LLALMONTE de duda, en la posesión diabólica y en el procedimiento de los exorcismos para librarse de ella. Otros piensan que se puede dejar de lado al Diablo como realidad personal, pero que se debe seguir hablando de lo diabólico-demoníaco-satánico como una de las dimensiones insoslayables del comportamiento humano y, por ello, a tener también en cuenta a la hora de anunciar el Mensaje de sal­ vación. Surge, pues, la pregunta: 3 . Q uién o q u é es eso d e S atanás . S atanás , ¿ realidad , sím bo lo , m ito ? En rigor la alternativa no debería ser excluyente. Puede ocu­ rrir que algo /alguien sea realidad y símbolo-mito a la vez: el Cid Campeador es una realidad histórica y, al propio tiempo, un sím­ bolo (una realidad mitificada) del caballero medieval ideal. O bien que sea mito-símbolo y que, sin embargo, en su campo, disfrute también de una densa realidad. Don Quijote es un ser, una figura simbólica, un mito literario y, sin embargo, a juicio de M. de Una- muno, posee una realidad más fuerte y operativa que la inmensa mayoría de los seres de carne y hueso que vegetan en el planeta tierra. Porque la realidad/el ser se ejerce y se dice de muchas maneras. Y el «mito** (myhos) no está del todo reñido con el lógos, según Aristóteles. Cuando se pregunta por la realidad de Satanás nos estamos preguntando por su realidad como ser personal, como persona: individuo de la especie ‘espíritus’, que disfrutaría de realidad autónoma, incomunicable a otro en el ser y en el obrar, sujeto de acciones y pasiones de responsabilidad intransferible. Única­ mente bajo estas condiciones el Diablo y ‘sus ángeles’ podrían denominarse «personas». 1. Es sabido que, por referirnos a nuestra cultura occidental (sin excluir otras), la mitología grecorromana primero y luego su filosofía tenían como hecho indudable la existencia real de seres intermedios entre los hombres y el Ser supremo (daimones). Sobre la naturaleza y funciones de ellos investigaban los cultivadores de la filosofía neoplatónica. En los comienzos de nuestra era la demo- nología, el estudio sobre los «demonios** constituía a una rama de

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz