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LA ORACIÓN EN LOS SALMOS (I) 409 su pueblo). Entonces pudo ya el pueblo de Yahvé bajar a sus puer­ tas» (la puerta como símbolo de la ciudad) (Jue 5, 11); en un enal­ tecimiento de sus gestas admirables consideradas como demostra­ ción de la elección de su pueblo. Esto debe armonizarse con el temor de Dios: «El inicio de la sabiduría es el temor de Yahvé» (Sal 111, 10). En dicho temor se percata íntimamente el hombre de la realidad de Dios. En muchos casos, y entre ellos está el presente, el «temor de Yahvé» tiene el significado de obediencia a la voluntad de Dios. Por tanto, habrá que descartar la idea de que se trata de algo emocional, de una forma determinada de vivencia religiosa. El que teme a Yahvé le conoce . Todo conocimiento recto de Dios nace de la obediencia. El principio de todo «conocimiento acerca de Dios» es el encuentro con Yahvé 7. El orante clama a Yahvé, diciendo: «¡Sálvame en tu justicia!» (Sal 31, 2). La palabra «justicia», precedida de una preposición, «en», sugiere la concepción de que la sedakah es como una esfera de poder salvador en la que Yahvé crea aceptación y salvación. La «justicia de Dios» es la perfección de la presencia enjuiciadora y salvadora del poder, al que el orante apela en su situación de des­ gracia. Es digno de tenerse en cuenta que los inocentes persegui­ dos, que confían en la justicia de Dios y que aguardan la iustifica- tio iusti, aguarden de la sedakah salvación y absolución 8. El conocimiento del ser de Dios en la recitación cultual de la tradición histórico-salvífica, tal como se refleja en los himnos del sal­ terio, le dan una impronta típicamente israelita, independiente e ine­ quívoca 9; nos presentan a un Dios cercano, benefactor, volcado sobre su pueblo. Baste evocar las gestas mencionadas: la salida de Egipto, el paso militar a través del mar, la marcha por el desierto superando los múltiples obstáculos que se oponían a la misma, la conquista de la tierra, como elementos nucleares de la liberación. La calidad poéti­ ca del salmista para describir el proceso liberador llevado a cabo por 7 H.-J. K ra u s , L o s Salmos, I, Sígueme, Salamanca 1993, pp. 552-553. 8 Sal 9, 15; 40, 10-11; 44, 2ss.; 47, 4-5; 48, 14; 66, 5ss.; 71, l6ss.; 75, 2; 76, 5ss.; 77, 17ss.; 78, 3ss.; 98, lss.; 99, 4ss.; 105; 106, 2ss.; 107, 32ss.; 111, 6; 135; 136; 145, 6. Las citas han sido tomadas de A. W eisek , o . c ., 1, p. 34. 9 F. Nótscher, o. c., pp. 232-233-

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