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406 FELIPE F. RAMOS Esta datación tiene en cuenta la relectura del Salterio. Son pocos los Salmos que salieron de la pluma de los autores a los que son atribuidos en la forma en que nosotros los leemos. Casi todos han experimentado una evolución y una adaptación provo­ cada por las nuevas circunstancias en que eran recitados. Esto es lo que llamamos relectura: Salmos individuales se convirtieron en colectivos; oraciones privadas se transformaron en litúrgicas; can­ tos propios de santuarios locales se adaptaron al templo de Jeru- salén; Salmos reales evolucionaron hacia el terreno mesiánico; Sal­ mos históricos adquirieron dimensión escatológica. Salmos que, por las nuevas circunstancias históricas —desaparición de la monarquía, pérdida de la independencia política, destrucción de Jerusalén y del templo...— ya no tenían sentido, fueron reelabo- rados para ser adaptados a la nueva situación histórica adquirien­ do también una dimensión de futuro. Remitimos, a modo de ejem­ plo al célebre Salmo 51, el miserere que, en su conjunto, es antiguo, muy probablemente del tiempo de David. Los últimos versos, que hablan de la restauración de las murallas de la ciu­ dad..., son una adición post-exílica, de la época en que dichos muros estaban destruidos. Los Salmos reflejan toda la inmensa gama de la fe y piedad israelitas a lo largo de la historia de Israel. Esta constatación es sufi­ ciente para concluir con evidencia que el salterio no puede ser obra de una única persona. ¿Por qué fue atribuido todo el Salterio a David? Probablemente por la misma razón por la que Moisés fue considerado como el autor único del Pentateuco. Ambos están en la base de la obra que iniciaron. Posteriormente, toda la obra es atribuida a la persona que la inició. La colección más antigua de Salmos, la de David, lleva este nombre porque, en sus orígenes, se remonta a los comienzos de la monarquía. David está en la base y el origen de la organización del culto y de la música para ser can­ tada en el templo. No pretendemos ofrecer al lector una exposición sistemática del salterio. Enunciamos, desde el principio, los bloques o series más importantes por razón de su contenido: 1.a Los himnos de alabanza, que celebran el poder y la gloria de Dios por su acción en la creación y en la historia. En ellos surge espontáneamente la alabanza a Yahvé por su poder, demostrado en

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