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LA ORACIÓN EN LOS SALMOS (I) 405 como insuficiente la interpretación escatológico-mesiánica, que inten­ taba descubrir en los hechos contados un escenario en el que Dios se revela y en el que lleva a cabo un plan de elección y de libera­ ción definitiva, en el que se realiza la historia salutis, con una parte realizada en el pasado y otra a realizar en el futuro, los estudiosos de hoy se mueven en la interpretación cúltica de los Salmos. Afirmar que los Salmos nacieron directamente del culto y para el culto es verdad, pero lo es sólo a medias. La afirmación sólo alcanza toda su objetividad si se la considera como expresión de la estructura cultual 2 que, más allá del culto y de sus formas, refleja la configuración psíquica y mental del pueblo mismo, traducida en todas sus manifestaciones vitales de pensamiento, de acción, y por fuerza de su literatura. La explicación cumplida postula como previa la reconstrucción de las situaciones cúlticas diversas, que les sirvie­ ron de base y de incentivo: los Salmos son precisamente su reflejo. La fiesta original y originante del culto se ha llamado de muchas maneras. En este trabajo nos hemos decidido por una desig­ nación genérica «la fiesta de la alianza de Yahvé o de la federación de las tribus aglutinadas por la fe yahvista»». Lo hemos hecho así por la influencia de A. Weiser, gran especialista en el tema de los Salmos y que recurre a ella con mucha frecuencia y con suficiente acierto 3. Sabemos que existió, aunque los detalles de tiempo, lugar, ritual y demás manifestaciones festivas no siempre sean conocidas. Más adelante volveremos a insistir sobre ello 4. c) Hace algunas décadas se puso de moda considerar los Sal­ mos como un «himnario» del segundo templo; serían, por tanto, com­ posiciones tardías posteriores al exilio , y sólo a modo de excepción se hablaba de algún Salmo pre-exílico. Hoy la crítica acepta nor­ malmente el origen pre-exílico de la mayoría de ellos. La mayor parte de las alusiones al rey son entendidas como referencias con­ cretas a los reyes históricos de Israel y Judá. 2 A. G o n zá lez , El libro de los Salmos, introducción, versión y comentario, Herder 1966, p. 3. 3 A. W eiser , Die Psalmen, I-II, DATD, Verlag Vandenhoeck & Ruprecht, Göt­ tingen 1950. 4 Éx 33, 5ss.; 24, 10; 33, 18-22; Jue 5, 4-5; Deut 33, 2; 31, 15; 33, 26; 25, 22; Éx 16, 10; Núm 17, 7; 14, 10; 16, 19; 20, 6; IRe 8, 11; Is 4, 5; 6, 3; ISam 4, 4; 2Sam 6, 2.

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