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LA ORACIÓN EN LOS SALMOS (I) 429 tiene viejos antecedentes en las tradiciones fundantes de Israel (Éx 33, 12-13; Núm 6, 24-26). Se expresa de este modo el interés vital de la fe en su presencia garantizada por la teofanía en la cele­ bración. Es la seguridad de la salud-salvación. Se habla del rostro d e Yahvé para significar su encuentro con el orante (Sal 95, 2), o encontrarse con él en el santuario: «Ante la presencia de Dios, que viene, que viene a regir la tierra. Regirá el mundo con justicia y a los pueblos con su fidelidad» (Sal 96, 13). La teofanía irrumpe en el mundo de las naciones. Yahvé asume su oficio de juez universal (Sal 94, 2). El pacto se amplía para incluir también a las naciones; éstas experimentan la soberanía de Dios, que se ejerce en sus juicios con «justicia» y «fidelidad». «Delante de Yahvé, que viene, que viene a juzgar la tierra, y juz­ gará al mundo con justicia y a los pueblos con equidad» (Sal 98, 9) 3Ó, o para expresarlo en el acontecimiento sagrado (Sal 44, 4; 27, 4). Copiamos literalmente el texto del último Salmo citado: «Una cosa pido yo del Señor, una cosa suplico: habitar en la casa del Señor todos los días de mi vida, para gustar de las delicias del Señor, visi­ tando su templo. El orante pide la salvación en una situación de angustia. Esta concesión de salvación, ¿sucede en forma de teofanía, d e m an era que pud iera ser contemplada? Los orantes del AT aguar­ dan, en la mayoría de los casos, un «oráculo de salvación». Por eso podría tratarse de un oficiante del culto, probablemente de una per­ sona que hace de testigo del sacrificio. En todo caso, el salmista anhela vivamente que en el templo de Yahvé se dé una señal que indique salvación 37. Sin necesidad de recurrir a la diversidad de los géneros litera­ rios, los Salmos hablan de la visión del rostro d e Yahvé (Sal 11, 7; 17, 15; 27, 4...); de visitar su santuario (Sal 42, 3); de buscar su ros­ tro (Sal 89, 16; 41, 13; 56, 14; 102, 29). Expresiones sinónimas demos­ trativas del ansia o de la añoranza por la salvación. Por el contrario, el ocultamiento del rostro d e Yahvé (Sal 22, 25; 27, 9...); el ser aleja­ dos d e su rostro (Sal 51, 13; 68, 3-4...), denotan la desgracia y la causa más profunda de una necesidad corporal o espiritual. 3 6 H.-J. K raus , o . c ., I, p p . 513. 37 A. G o n z á le z , o . c ., p. 373.

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