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LA ORACIÓN EN LOS SALMOS (I) 419 ñas de Yahvé. Hans-Joachim Kraus entiende la escatología de otra manera. Refiriéndose al Salmo 97 dice: «El Salmo 97 debe entenderse sobre todo no en sentido cultual sino en sentido escatológico. La teo- fanía tiene una orientación escatológica y universal. Aquí los enuncia dos sobre el señorío universal de Dios han irrumpido fuera del espa cio de lo visionario y del marco de los homenajes y las confesiones de fe. El Salmo entero exhala las ideas de la época posterior al exi lio» (F. Nótscher). «El juicio se espera del futuro, pero se halla descri to en imágenes que están tomadas del pasado» (F. Nótscher) 23. El hecho de que por medio de la presencia de Dios en su teo- fanía en el culto festivo se celebre, se actualice y se escenifique todo el acontecimiento salvífico del pasado como realidad presente nos lleva al camino de vuelta: la vida actual del pueblo y de la persona singular se ve inmersa en el acontecimiento salvífico cultual, se com prende y se interpreta desde él y lo representa en las formas gene rales de salvación (o de juicio) ofrecidas por la tradición y que han sido estilizadas en los Salmos (Sal 59, 12ss.; 71, 20; 55, 10; 11,6; 21, 10; 140, 11; 60, 8-9; 61, 6; 118, 10ss.; 59, 16 ). Todas las citas hacen referencia a los acontecimientos de la tradición y se remontan hasta los orígenes. Ofrecemos el ejemplo siguiente, tomado de uno de los Salmos citados, el 71, 20: «Tú me has hecho probar muchas angus tias y tribulaciones; pero de nuevo me darás vida y de nuevo me sacarás de los abismos de la tierra». Puede parecer meramente indi vidual. La persona concreta se inserta en la historia del pasado y expresa su situación desde la que vivió el pueblo en sus orígenes. Esto significa que la comprensión cultual de los Salmos no excluye en modo alguno una inteipretación histórica y personal. Así lo manifiesta el pensamiento del juicio de Yahvé, que actualiza la antigua decisión sobre la salud de los fieles y la desgracia de los que se han alejado de él. Aquí debiéramos mencionar los Salmos o enseñanzas proféti- cas. La presencia de los profetas en los Salmos es mucho más con siderable de lo que este título pudiera hacer pensar. Los Salmos aquí incluidos les recuerdan incluso en las formas. Son los Salmos 14, 50, 52, 53, 75, 81, 95; los Salmos oraculares, que contienen «oráculos» o 23 A. G onzález , o . c ., p. 34-35.
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