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LA ORACIÓN EN LOS SALMOS (I) 413 El Salmo 104 es la teofanía más bella que pueda imaginarse. El Creador es presentado como un elegantísimo artesano que convierte en arte todo lo que toca. Una vez presentado en su ser: «Yahvé, mi Dios, revestido de esplendor y majestad», nos describe los primeros cuadros artísticos de sus habilidosas manos (w . 1-2). En la primera estrofa narra poéticamente lo correspondiente a los dos primeros días de la creación: la aparición de la luz gracias a su palabra impe­ rativa y el establecimiento del firmamento en orden a la separación de las aguas, con toda su parafernalia, y de las inferiores. Los w . 3- 5 los dedica a describir la obra del tercer día: los cimientos de la tierra y los muros de contención para que no se extienda más allá de los límites asignados. Viene inmediatamente después la obra de ornamentación (w . 10-14), sin repetir lo ya creado e introduciendo las variantes adecuadas para evitar la monotonía: los manantiales que dan vida a los montes, bebida a los animales, el frescor necesario para la tierra y las aves, la yerba para los animales. En la estrofa siguiente (w . 19-23), equivalente a lo realizado en el cuarto día de la creación, aparecen los astros como señales de los tiempos en los que trabajan los animales, unos cazando y otros trabajando; la séptima estrofa, después de haber descrito las maravillas realizadas en la tierra, se centra en las del océano, con una admiración ante sus obras que el poeta utiliza como transición (w . 24-26); añade su obra de Creador providente (w . 27-30: todo depende del sustento que él procura a cuanto ha hecho). Finalmen­ te, termina el salmista con una exclamación de acción de gracias, mediante la cual el salmista se introduce en los pensamientos de Dios mismo. Habiendo considerado sus obras aisladamente, evocan­ do el sexto día de la creación, las encuentra muy buenas (Gén 1, 31; desea que Dios sea glorificado eternamente y que siga experi­ mentando placer en su contemplación: «Mira a la tierra y tiembla; toca a los montes y humean» (v. 32), en clara alusión a la teofanía del Sinaí (Éx 19, 16-18) l6. En relación con el entorno cultural, la narración histórico-salvífi- ca de la creación conoce la lucha de los monstruos marinos en el caos original. «Con tu poder dividiste el mar y rompiste en las aguas 16 H.-J. K ra u s, o . c ., II, p. 552.

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