PS_NyG_2002v049n003p0367_0402
algún atributo divino es inconsistente con otras doctrinas del canon cristiano, y, sin embargo, se afirma tanto este atributo como las doctrinas «contradictorias». Concretamente, Flew cree que un Dios creador de todo cuanto existe y omnipotente, tal como el de los cristianos, es incompatible con que sus criaturas (los hombres) sean libres 71. Pues Dios es causa de todo cuanto existe, incluidas las acciones de los hombres, y sigue siendo su causa en cada momento, con lo que no cabe libertad alguna de esas criaturas totalmente causadas por Dios. Además, dado que permite todo lo que ocurre, Él es el responsable último de todo acto, y no cabe hablar de una responsabilidad de la libertad humana: todo lo que ocurre, incluidas las acciones buenas o malas de los hombres, se da porque Él quiere. (Las confesiones calvinistas se librarían de esta crítica de Flew, pues ellas, coherentemente con el planteamiento que él hace, afir man la predestinación y niegan el libre albedrío.) Sin embargo, el resto de los cristianos no han aceptado este planteamiento, pues ignora la diferencia entre condición necesaria y suficiente. Que Dios sea condición necesaria de todo lo que ocu rre no significa que sea su condición suficiente, ya que ésta puede serlo sólo la voluntad libre que Dios haya repartido a sus criatu ras. Es decir, Dios es causa, pero no causa única de todo, sino que los hombres, con su libertad, causan también cosas que Dios no quiere, aunque haya dado la posibilidad de que se ejecuten (precisamente, al hacer del hombre un ser libre). Dios no sería responsable de los actos malos del hombre del mismo modo que un padre, aún siendo causa necesaria de su hijo, no es responsa ble de sus maldades 72. A esto se ha contraargumentado que no es comparable el caso de Dios y el de un padre, porque Dios posee tradicionalmente otro predicado, la omnisciencia, que hace que, a diferencia del padre, sepa, al crear un ser libre, qué es lo que este ser hará con su liber tad, y, por tanto, si decide con todo crearlo, es que está de acuerdo con que tales cosas se hagan, y es su responsable último. LA FILOSOFÍA PRAGMÁTICA DEL LENGUAJE Y EL ABSOLUTO (II) 371 71 A. F lew , God and Philosophy, Londres 1966. Cit., apud, ibid., p. 187. 72 Vid. O. Pappa, o . c ., p. 78 ss.
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