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LA FILOSOFÍA PRAGMÁTICA DEL LENGUAJE Y EL ABSOLUTO (II) 397 podría saber verdades que cambian con el tiempo si quiere a la vez mantener su inmutabilidad: por ejemplo, no podría saber de modo inmutable la respuesta a qué hora es, porque esta respuesta es mutable. Pero se ha replicado que las preguntas limitadas al tiempo o los deícticos en general adquieren para Dios un sentido diferente por su propio carácter de intemporal y ubicuo (no tendría sentido preguntar a Dios qué hora es en presente porque para Él el pre­ sente lo es todo, así que la pregunta se limita a valer para cada momento, y de cada momento Dios sí sabe qué hora es, y de modo inmutable) 122. Otro reproche de la teología filosófica a la atemporalidad es que no corresponde a un Dios que actúa en el tiempo, como el Dios bíblico, que es una persona, al cual se aplican predicados que sólo tienen sentido temporal... Además, la atemporalidad por sí sola es ya un atributo incoherente: ¿Qué hay más incoherente que decir que pasado, presente y futuro son simultáneos? 123 Y, por último, un Dios inmutable no sería un Dios libre, pues no podría cambiar sus decisiones ya tomadas para la eternidad 124. El intento de que prevalezca la atemporalidad frente a la sem- piternidad como interpretación de la eternidad ha corrido a cargo de N. Kretzmann y E. Stump 125. Partiendo de las ideas einsteinianas sobre el tiempo, en que la simultaneidad depende del marco de refe­ rencia, prueban que lo que para nosotros es sucesivo para Dios puede ser simultáneo: todo ello sin postular una atemporalidad como puro «instante detenido», sino como una duración, pero «diferente». De este modo, Dios puede ser libre y comportarse como una perso­ na, y pasado, presente y futuro pueden ser simultáneos desde otro marco de referencia sólo incoherente para la mecánica newtoniana, no para la moderna teoría de la relatividad. En el fondo, lo que se intenta resaltar es que las críticas de Swin­ burne y las demás a la atemporalidad sólo muestran sus paradojas si se la interpreta como presente detenido opuesto a pasado y futuro: 122 M. C ostanzo , o. c., p. 333. 123 R. Sw inburne, o . c ., p. 214 ss. 124 Ibid., p. 176. 125 N. K re tz m a n n - E. Stum p, «Eternity-, en The Jou rn a l o f Philosophy, 68 (1981) (cit., apud A. L eu p rech t, o . c ., p. 151).

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