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384 MIGUEL ÁNGEL QUINTANA PAZ cabe sorprenderse porque sea éste no más que si fuese cualquier otro, pero siempre uno solo. Esto, además, podría servir para vol­ ver a defender el principio antrópico, pero de otro modo. Así, el ejemplo de Leslie no es bueno (el de los cien hombres que fallan en el fusilamiento), pues no se trata de que el que uno sobreviva a tal pelotón sea muy improbable frente a que muera (que lo es) y por ello quepa sorprenderse, sino que se trata de que no cabe sorprenderse de cada una de las probabilidades ocurridas fren­ te a cada una de las otras si todas tienen la misma probabilidad (es como extrañarse de que en la lotería toque el número 55555, que puede parecer improbable, y lo es si se compara con el resto de las probabilidades en conjunto, pero no si se compara con cada una de las probabilidades, por ejemplo, con la probabilidad de que toque el 75613. Pensar que el 55555 es más improbable que el 75613 es una típica falacia de pseudoestadística, y en ella incurriría los defensores del argumento teleológico de Swinburne). En suma, parece que Swinburne piensa que la probabilidad de la existencia de este orden es tan pequeña, que hay que sumar que «Dios exista» para que la probabilidad sea mayor y sea razonable que haya tal orden. Pero no es seguro que «Dios exista» haga mayor y no, incluso, menor la probabilidad que se reputa tan pequeña; y esa probabilidad es sólo pequeña por comparación a todos los demás grados de orden, pero no por comparación a cada uno, por lo que no necesita algo que subsane razonablemente su «pequeña» probabilidad. Pese a todo, Swinburne considera que, si su planteamiento se acepta, hay que seguir arañando, con otros argumentos, pensamien­ tos que nos hagan más y más probable la existencia divina, hasta que ésta nos parezca que anula las distancias con la probabilidad de la hipótesis contraria y se haga, superándola, más probable. Hay que mirar otros aspectos, y si en todos las probabilidades de Dios es mayor que la del ateísmo, o la suma global de las probabilida­ des de Dios es mayor que la suma global de los del ateísmo, el teísmo habrá de ser considerado lo más razonable. Con ello rebate a Flew " , que piensa que acumular argumentos no concluyentes es 99 M. C o s ta n z o , o . c ., p. 301.

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