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336 ANTONIO DE OTEIZA Lo realmente vivo empuja al crecimiento, a nuevas creaciones. La verdad del arte ira apareciendo en la obra en la medida que nuestro espíritu se hermane con la naturaleza, si vienes a sentir la savia del árbol cuando tu mano se posa en su tronco, que margi­ narnos por nuestra parte de la naturaleza en nuestra obra, sin una clave de esa naturaleza en la obra, creo que sería dejarla en la intem­ perie de la moda, de ese su tiempo que ya está pasando, que en la naturaleza se descubre la totalidad, está lo vital, está el aura de la geometría, y esa realidad que puedes ver y tocar. Y si todo eso de vidas interiores nos viene a sonar como de misterio, que nos sea dificultoso captar esas vivencias, tanta reali­ dad ocultar, por lo menos saber que existen, dejarnos que esas fuer­ zas nos alcancen, procurar ponerlas imagen, imaginarlas. Pero todo esto que venimos anotando y que responde a la tra­ dición del arte, en la búsqueda de ese hondón de la realidad, y en especial en la historia del arte expresionista, en nuestros días pare­ ce que viene a resquebrajarse por los nuevos ensayos de la última modernidad. Se viene a prestar gran atención por todo aquello que lleva el signo de lo efímero, lo superficial, por aquello que se consume y se desecha, los envases en un primer plano, ideas descarnadas, provo­ cativas, la propaganda agresiva, como si nos envolviera ya un has­ tío total, faltos de ideales superiores y quisiéramos glorificar toda fealdad. Posiblemente todo ello tenga también su razón de ser, de expresarnos así actualmente de estas maneras, porque, ¿qué belleza vamos a expresar si miramos a este nuestro mundo dolorido y ensangrentado?, que el arte no es tampoco ponerle máscara a la rea­ lidad, que si hay sangre, aparezca la sangre; si miseria, la miseria; si rutina, la rutina. Así son las nuevas tendencias que protestan, y todo ello ya viene a formar parte de nuestra cultura, a ser reflejo de esta nuestra existencia. El joven artista que ahora comienza tiene la oportunidad de tomar este tren, subirse con los que así se expresan, y posiblemente le venga a ser suficiente para todo ello alguna audacia.