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SUGERENCIAS EN TORNO AL SONETO «NO ME MUEVE, MI DIOS» 305 Entre las primitivas composiciones nacidas de la liturgia en las nacientes lenguas romances, nació también —un poco lejanamen­ te— el soneto , y éste en la romance italo-siciliana. Ésta ha sido la razón de insertar aquí este breve excurso sobre el origen isosilábico de la rima consonante y de la estructura estrófica, elementos ambos característicos del soneto. De todas formas, lejanas o próximas, podemos asegurar que el soneto fue un hallazgo feliz poético de valor extraordinario y gusto exquisito, regalo espléndido a nuestro gusto y tiempo de la opípara Edad Media. NACIMIENTO DEL SONETO Hasta hace sólo unos años, sólo se daba como posible que los trovadores hubieran conocido la existencia del soneto. Así lo hacen notar Martín de Riquer y José María Valverde en su bien documen­ tada obra histórica que cito l6. Hoy, sin embargo, gracias precisa­ mente al mismo Martín de Riquer en su monumental obra investiga­ dora sobre los trovadores, que cito también 17, podemos dar por cierto que lo conocieron y practicaron. Pero hay que advertir que los tres sonetos conocidos, que cito en nota, sólo tienen de soneto la forma estrófica de dos cuartetos y dos tercetos, e incluso en los cuartetos las consonancias no son las clásicas del soneto. Sobre todo, esos sonetos carecen absolutamente de la estructura interna ideológica de soneto. Algunos historiadores literarios han señalado a Pierre de la Vigne o de Vignes (1187-1249), canciller de Federico II en la Corte de Sicilia, como el posible inventor del soneto 18. Esta suposición no ha podido documentarse hasta el presente. En el estado actual de lo documentable, la gloria de tan feliz hallazgo hay que atribuírsela a Giacomo Lentini, ya que en su obra poética conservada es donde 16 Martín de Riquer y José María Valverde, Historia de la literatura universal, Barcelona 1984, t. IV, p. 367. 17 Martín de Riquer, Los trovadores: historia literaria y textos, Ariel, Barcelona, t. III, p. 1664. 18 Dámaso A lonso y Carlos B oysoñ o, Seis calas en la expresión literaria espa­ ñola, Gredos, Madrid 1953, p. 59.

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