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SUGERENCIAS EN TORNO AL SONETO «NO ME MUEVE, MI DIOS» 323 La primera nos da a conocer objetivamente el ser de Dios y el de sus principales atributos. Nos da a conocer además sus obras rea lizadas fuera de sí mismo, todo lo creado; en especial las criaturas intelectuales, ángeles y hombres, capaces de conocerlo y amarlo. De modo especial da a conocer qué relaciones unen a Dios con esas sus dos criaturas y en particular, para nosotros, las que unen a Dios con los hombres y a los hombres con Dios. La ascética pudiera definirse como «la parte de la teología espi ritual que se propone como objetivo más importante dar a conocer la teoría, así llamada, de las tres vías, purgativa, iluminativa y uniti va sólo en lo que tiene de preparación para la mística, pues en la unión espiritual del alma con Dios iniciada en ella, es ya propia mente mística porque en ella comienza la contemplación, objeto especial de la Mística». Sus dos partes las enseña la ascética como caminos a seguir para empezar a alcanzar la perfección espiritual del alma hasta los umbrales de la mística. La mística, teniendo en cuenta las dos ciencias anteriores, como base firme y directriz, da el salto de altura para remontarse a la etapa final de la perfección. Esta perfección o santidad espiritual comien za con la contemplación adquirida. Adquirida ésta, empieza a desa rrollarse el trato íntimo con Dios, trato inefable entre Dios y el alma que se entrega totalmente, sin reservas. La relación más importante, básica y terminativa a la vez, pues las comprende y desarrolla todas es el amor, amor mutuo y consumativo entre Dios y el alma. La cum bre más alta y más sublime y regalada para el alma es el matrimo nio espiritual por el que el alma se hace posesión total de Jesús como verdadera esposa suya. Hay un axioma filosófico, válido igualmente para las ciencias teo lógicas, que nada puede amarse si antes no es conocido. De ahí que podamos afirmar que tampoco es posible amar a Dios sin tener algún conocimiento de él, al menos el de su existencia. Pero lo que tiene muy presente la mística respecto a este conocimiento es que tal cono cimiento no es la medida del amor. Puede amarse mucho con poco conocimiento y conocer mucho y tener poco amor. Conocimiento y amor son dos formas de posesión inmaterial y afectiva. El que tiene buen conocimiento de una ciencia, posee inmaterial, pero efectiva mente esa ciencia. Indudablemente Dios no posee a todos y todo en su conocimiento y en su amor, porque necesariamente conoce y ama
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