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316 ABILIO ENRÍQUEZ CHILLÓN favor!, esto que digo que como intento de rebajar el mérito de este precioso libro. Únicamente quiero decir porque es así, que este libro no trata en ninguno de sus capítulos el tema del amor místico. Muy diferente es el caso, por ejemplo, del franciscano fray Diego de Estella. En su muy preciado libro que lleva por título M editaciones devotísimas d el am o r d e Dios, como indica su título, trata todo él del amor de Dios y el amor a Dios. Naturalmente a Dios debemos amarlo con amor verdadero, y el amor verdadero dice Osuna «es amarlo a él por ser quien es y por lo que es». Así en la meditación tercera escribe: «Si no amas a Dios por sí mismo, sino por lo que te da y por lo que de él esperas ¿no prefieres y estimas más por el don que por el dador? Poco más adelante, en esta misma meditación, expresa su amor a Dios de esta forma sor prendente: «Si por caso imposible pudiese estar en la gloria gozan do de la vista de tu divina esencia teniéndote ofendido, o arder en el infierno, sufriendo todas las penas que padecen los dañador, estando bien contigo, más quiero ser atormentado en lo profundo del infierno teniendo tu divina gracia, que gozar de la gloria con tu ofensa. Mi gloria es tenerte contento y mi infierno, estar tú de mí ofendido» 37. Todo el libro es un auténtico tratado, bien argumentado y de muy elevada mística, sobre el amor de Dios y a Dios. Yo aconsejaría leer atentamente la meditación de las citas transcritas y la 81 entera. Me parecen las dos más interesantes para el objeto de este estudio. Repárese detenidamente la siguiente cita, tomada de la segunda medi tación indicada: «Verdaderamente, Señor, aunque no hubieras padeci do por nosotros ni nos hubieras creado ni hecho algún bien, sólo por ser quien eres te debemos amar porque el amor es una natural incli nación que tenemos al bien, y así cuando la cosa es más buena, tanto es más digna de ser amada. Pues ¿qué cosa es más buena y digna de ser amada que tú, mi Dios? ¿Qué cosa buena puedo yo amar que no la haya en ti en grado eminente?»38. 37 Diego de E stella , «Meditaciones devotísimas del amor de Dios», en Místicos franciscanos españoles, BAC, Madrid 1949, t. III, p. 64. 38 Ibid., o. c., p. 802.
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