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SUGERENCIAS EN TORNO AL SONETO «NO ME MUEVE, MI DIOS» 315 bueno, ¿a qué viene todo esto y qué relación tiene con el dichoso soneto? Pues muy sencillo, viene a que he tratado de exponer, sin otra pretensión que la de describir lo mejor que me ha sido posible, en qué reside la esencia del amor místico puro, verdadero y desin teresado con que se debe amar a Dios pura y lisamente por ser quién es. Más aún, en qué radica el valor máximo y más aquilatado de ese amor. Que no radica, como alguien tal vez pudiera creer que es, por ejemplo, en el espíritu, intensidad y fervor de ese amor nues tro sobrenaturalizado por la gracia, que no es poco, decir. A mi parecer, sin embargo, no es ahí donde verdaderamente radica, en esa sobrenaturalización, sino precisamente nada menos que en su divinización, por decirlo de algún modo y no del todo inexacto, pues precisamente, como acabo de expresar, Dios ha hecho posible que podamos amarlo con el mismo amor que él se tiene a sí mismo y el que nos tiene a nosotros, aunque el nuestro hacia él sea sólo participado y reducido. Siendo así, como realmen te lo es, bien puede decirse que de algún modo es también divini zado. Y tiene, finalmente, relación con el soneto porque todo él en su contenido interno se desarrolla en esa atmósfera de este místico amor, místico puro y desinteresado, revelado por san Juan. O tras posibles influencias Hay que destacar en primer lugar la de san Juan de Ávila por ser la más citada y en parte la más clara. En efecto, en su precio so libro Audi f i li a se encuentra este texto: «Y de aquí es que, aun que no hubiese infierno que amenaza, ni paraíso que convidase, ni mandato que constriñese, obraría el justo por sólo el amor de Dios lo que obra» 36. Ciertamente hay en esta cita dos expresiones que parecen trasladadas al soneto en sendos versos. Pero téngase en cuenta que el soneto no son sólo dos versos. Esto por una parte, por otra que se trata de dos expresiones que suelen encon trarse en casi todos los manuales de piedad de entonces. En todo el resto del Audi f i li a yo no he sido capaz de encontrar otra posi ble influencia. Y es el caso que en todo él no se interprete, ¡por 36 Juan de Á vila , Obras completas, BAC, Madrid 1970, t. I., pp. 798 y ss.
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