PS_NyG_2002v049n002p0299_0332
308 ABILIO ENRÍQUEZ CHILLÓN SU AUTOR Lo único cierto que podemos decir de él hoy es que nos es des conocido. Para la historia y la crítica literarias es obra anónima. Sin embargo, es a la que más posibles autores se le han atribuido. Entre éstos los más citados son: san Ignacio de Loyola 20, san Francisco Jav ier21, santa Teresa de Jesú s22, fray Luis de León23, san Juan de la Cruz24, fray Pedro de los Reyes, franciscano 25, Lope de Vega 26 y Cer vantes 27. Ninguna de estas atribuciones cuenta con fundamento sufi ciente que la pueda justificar. En notas doy alguna prueba de este aserto. Durante algunos años del siglo pasado se creyó por algunos que se había dado con su autor auténtico. Dio motivo una obra del escri tor mejicano Alberto María Carreño, publicada en México en 1915 . 20 Al menos parece cierto que conoció el soneto. Hasta pudiera ser que en doble versión, castellana y portuguesa. Pero no existe fundamento crítico alguno para atribuirle su autoría. 21 Más cierto es que este santo lo conociera, y en ambas versiones. En su ver sión portuguesa con toda su seguridad; pues fue encontrada casi un siglo después de su muerte por el jesuíta Phili Trucci entre los papeles que el santo había llevado en su mochila en lengua portuguesa, por ser ésta la única que podían entender los nativos, por haber sido portuguesa la colonia que iba a evangelizar. 22 Ha sido muy frecuente encontrar esta atribución en los manuales de pie dad antiguos y modernos. Ciertamente santa Teresa escribió bastantes versos, pero ninguno de los ciertamente suyos está escrito en versos de arte mayor. Por otra parte, el estilo poético de sus versos sólo tienen de parecido con los del soneto el ser de tipo religioso. La ligereza versal de los versos de la santa no son compati bles con la seriedad del soneto. No hay, pues, fundamento crítico literario para atribuírselo. 23 El estilo y los modos de expresión del Príncipe de nuestros líricos son tan distintos de los del soneto, que esto bastaría para desechar su atribución. 24 San Juan de la Cruz tiene una personalidad poética tan nítida y personal como la de su santidad, que es suficiente motivo para desechar su atribución. 25 Sobre la atribución a este franciscano no encuentro motivo suficiente para atribuirle la autoría del soneto. De otros posibles motivos para atribuírselo a algún franciscano, más adelante expondré mi parecer. 26 El «Monstruo de la naturaleza«*, como lo apellidó Cervantes, es sobradamen te conocido que escribió numerosos y bellísimos sonetos religiosos, llenos de los más delicados y brillantes sentimientos pero están muy lejos de concordar con las altas cumbres místicas del soneto «No me mueve, mi Dios». 27 No hay fundamento serio para atribuir a Cervantes el soneto que estudiamos.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz