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LA FILOSOFÍA PRAGMÁTICA DE LENGUAJE Y EL ABSOLUTO (I) 281 a «Dios» es común a todos, y es de este criterio de dotar de un sen­ tido del que se trata en este tercer apartado dedicado al Satzpostu- lat de Scholz. La crítica de McNeils valdría, pues, si Mitchell estuvie­ se intentando dar una respuesta al Kontrollierbarkeitspostulat, pero no es ése su objetivo en esta parábola. Por último, la crítica de Flew a Mitchell28 es que la omnipoten­ cia y bondad de Dios, que le distinguen del extranjero de la pará­ bola, hacen que resulte difícil entender que, si es bueno, no ayude definitivamente a los partisanos contra el ejército. Es decir, es difícil compatibilizar el amor al partisano con el que, a menudo, no haga nada para ayudarte. Pero esto es ya una objeción a la existencia de Dios, que trataremos en el siguiente número de esta revista al hablar de los argumentos contra la existencia de Dios, y también atañe esta cuestión a sus atributos de omnipotencia y omnisciencia, que tam­ bién veremos. Son ya problemas que se ponen a la existencia de un término, Dios, que se reconoce como significativo, al postular que ciertas frases son potenciales falsaciones suyas. Por tanto, Flew es ahora el que no ataca a Mitchell en su campo, el de la significatividad por falsación. No hay una «muerte de las mil cualificaciones», como pasaba con el jardinero, porque habría que discutir que si, en efecto, el extranjero sea omnipotente contradice el hecho de que no nos ayude siempre; si demostráse­ mos que esto no es así, no hay por qué pensar que sobrecargamos al extranjero de las calificaciones contradictorias que anulasen su significado. Mitchell sigue mostrando que Dios tiene significado, y que éste sea contradictorio es asunto no del Satzpostulat, sino del Kohárenzpostulat, que veremos más tarde. 3.2.4. N. R. Hanson: Un caso d e d erecha rad ica l Es bastante común considerar a los grupos políticos radicales como aquellos que no comparten gran parte de los principios bási­ cos o constituyentes que sí son compartidos por el resto de los gru­ pos políticos. Así, y siguiendo con la terminología de derecha- 28 Cit. ibid.

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