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260 POLICARPO FELIPE ALONSO comprobamos que es mayor, y no especifica cuáles son los que están dentro del proceso y cuáles no; sencillamente se limita a ofrecer una lista de los que ha podido recopilar. Terminamos el capítulo subrayando la complicación que resul­ ta llevar a cabo un estudio sociológico de un tipo de santidad no canonizada. Sin duda que todos los estudios sociológicos que se han llevado a cabo como, por ejemplo, el de Pierre Delooz, tienen como punto de partida el estudio de los grupos sociales a través de los personajes santos que han sido elegidos o venerados por ellos mismos; de este modo, «siendo los santos testimonios del grupo y considerados por el grupo como modelos ideales, revelan sin duda el devenir del grupo» 466. Aunque podríamos calificar su estudio como una sociología de la santidad canonizada. Por lo que a noso­ tros respecta, tenemos que decir que nuestra investigación va más allá de los santos reconocidos oficialmente y dicha santidad no cuenta con las coordenadas establecidas de forma jurídica para declararla como tal. Nosotros partimos de la génesis de la santidad oficial, del primer momento de la santidad en sí, la que parte del reconocimiento popular, aunque somos conscientes de que «el sig­ nificado sociológico de una canonización local, debida a una peque­ ña comunidad rural, no es igual a una canonización pontificia, obte­ nida después de cincuenta años de procesos» 467. Los frailes que hemos ido viendo a través del estudio de esta Crónica no cumplían todas las condiciones para el desarrollo del culto de un santo; ya que, aunque tenían el apoyo del calor popular, les faltaba la apro­ bación por parte del clero 468. Por tanto, la canonización a la que hemos hecho referencia es de tinte popular, no oficial, ajustándose a las coordenadas del pueblo, y es este tipo de culto popular el que nos muestra la tipología de esas gentes. 466 P. Delooz, Per uno studio, 227. 467 Id., 231. 468 Vauchez, 166.

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