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258 POLICARPO FELIPE ALONSO incorruptibilidad de algún miembro del cuerpo 453. También se dan casos de cuerpos blandos y tratables después de muertos, que des­ piden buen olor, o incluso música de ángeles 454. 2.5. Un caso especial: Mateo de Bascio Es innegable la fama de la que goza este primer impulsor de la reforma capuchina, algo que queda reflejado de manera muy espe­ cial en la crónica de Boverio. De él se relatan muchos milagros, e incluso tuvo un proceso de milagros abierto en Roma que no logró fructificar. Un breve elenco de algunos de sus milagros, nos permite hacernos a la idea de la importancia de que gozan en la Crónica: * Curaciones .—Una mujer sana de un dolor de muelas, otra se cura de una enfermedad de pechos 455; cura a uno de una ciática con el agua en que se había lavado los pies 456; con la señal de la cruz cura una rodilla quebrada, a otra sana de una larga enferme­ dad, libra a una casa de la peste... 457. * Signos milagrosos .—Con la señal de la cruz vuelve dulce el agua del mar 458, atraviesa varios ríos sobre su manto... 459. incorrupto después de cuatro años, Lib. 6, cap. XVIII, n. 114, p. 299. El cuerpo de fray Jerónimo de Monte Policiano se halla incorrupto después de cinco años, Lib. 9, cap X, n. 98, p. 407. Podríamos seguir citando a decenas de hermanos con casos de incorrupción: Luis de Regio, Humilde de Oficio, Mateo de Bascio... 453 Solamente hay un caso en la crónica, y es el de fray Bernardo de Asís; su cerebro se encontró incorrupto junto con parte de la cabeza, Lib. 9, cap. XVI, n. 134, p. 421. 454 El cuerpo de fray Bernardino Jorge de Regio quedó blanco y tratable, y después de muerto sonó música de ángeles, Lib. 5, cap. XXIV, n. 152, pp. 259-260. La carne de fray Luis de Regio quedó blanda y tratable, desprendiendo un suavísi­ mo olor, Lib. 6, cap. XI, n. 65, p. 282. Lo mismo le ocurrió al cuerpo de fray Mateo de Bascio, pero el buen olor salía de su boca, Lib. 11, cap. XXVIII, nn. 123-124, pp. 524-525. El caso de María Longa es más curioso, ya que sus pies eran los que desprendían un suavísimo olor una vez muerta:, Lib. 8, cap. XVII, n. 141, p. 377. 455 Id., cap. XVI, n. 104, p. 516. 456 Id., n. 106, p.5l6. 457 Id., nn. 107, 115, pp. 517, 520. 458 Id., n. 113, P. 520. 459 Id., cap. XIV, n. 96, pp. 512 y ss.

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