PS_NyG_2002v049n002p0199_0264

254 POLICARPO FELIPE ALONSO leproso a san Francisco; por tanto, y como habíamos ya apuntado en el capítulo III, nuestro autor está utilizando el mismo esquema de exposición que se utilizó para relatar la vivencia del propio Fran­ cisco con el leproso. Pero también hay apariciones directas del pro­ pio Cristo a frailes, como se da en el caso de Francisco de Palemón, al cual se le aparece el Señor para consolarle en una tentación 425. Y casos en los que los frailes ven a Cristo a la hora de su muerte: Bernardino Jorge de Regio «vio a Christo que venia a el acompañado de angeles y de santos en un escuadrón copiosísimo» 426. Al propio Juan de la Pulla, Cristo le prometió el martirio 427, y a Antonio de Montesicardo, también en una aparición, le escribió en el libro de la vida. Boverio lo relata así: «Y volviéndose a los angeles dixo: Traed­ me aquí el libro de la vida. Traxeronsele y tomando el Señor una pluma... vio el religioso lo que escrivio en el libro de la vida, su nombre» 428. En general, podemos decir que son apariciones alenta­ doras; su cometido, pues, es confirmar a los frailes en su vocación, recompensarlos por su fidelidad y estar al lado de todos aquellos que componen la naciente Orden como muestra de su preferencia por ella y su desarrollo. * Apariciones de la Virgen .—La Virgen María fue a buscar a fray Francisco de Cartozeto a la hora de su muerte 429. A Antonio de Portugal, «extremo devoto» de la Virgen, se la apareció cuatro veces, manifestándole distintos deseos divinos y, entre ellos, el día de su muerte 43°. Otros casos especiales en los que se ve a la Virgen antes de morir se dan con Leonardo de Aspurg y Vicente de Coleario431. Por último, citamos el caso de Eusebio de Santa Catalina, el cual hablaba frecuentemente con la Virgen con gran familiaridad. De él nos dice Boverio que fue un «religioso tan puro y de tal inocencia de animo, que mereció hablar ordinariamente con la Virgen Santis- 425 Lib.9, cap. V, n.44, p. 392. 426 Lib.5, cap. XXIV, n. 152, p. 259. 427 Lib.11, cap. VIII, n. 52, p. 493. 428 Lib.10, cap. XVI, n. 117, pp. 461-462. 429 Lib.2, cap. II, n.11, p. 68. 430 Lib.9, cap. VIII, n. 80, pp. 400-401. 431 Lib.10, cap. VI, nn. 37-38, p. 435. Lo mismoles ocurre afray Vicente de Caller, Lib. 8, cap. XIV, n. 123, p. 370, y a fray Vicentede Coleario, Lib. 10, cap. VI, n. 38, p. 435.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz