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250 POLICARPO FELIPE ALONSO de una especie de recompensa por la fidelidad a la vida capuchina y una manera de resaltar la fama de santo del hermano en cuestión. Varios son los casos a los que haremos referencia. Tenemos el de Fran­ cisco Titelman, el cual, haciendo su visita, llegó a un monasterio de Antícola y entró en el mismo «sin tener entonces achaque alguno, sino hallándose bueno, y sano, bolviendose a ellos les dixo así: ... Prevenid a vuestro padre la sepultura que entre vosotros me vengo a morir, y en este convento he de quedar hasta el dia del juicio, en que resucite (porque Dios le había revelado que le esperaba el fin de su vida en aquel lugar)...» 408. A Jerónimo de Montepoliciano fue el mismo Cristo el que le reveló tres veces el día de su muerte 409, lo mismo que a Francisco de Palemón durante su última enfermedad 41°. Destaca sobremanera el modo en que le fue revelada la muerte de fray Justino de Panigaleo a Domingo de Buscheto, al cual, orando en la iglesia, una noche se la apareció una larga procesión de capuchinos que atra­ vesó todo el convento; fray Justino se acercó a los últimos de la pro­ cesión y preguntó qué ocurría, a lo que ellos contestaron: «Nosotros todos somos frailes menores capuchinos, que no ha mucho que descansamos en el Señor, y reinamos con él. Ahora nos envía su Magestad para que visitemos al guardián de vuestro convento, a quien se acerca ya su postrero dia, en que saliendo de una vida miserable y caduca, subirá a gozar de la eterna y feliz. Este será el jueves que viene, y entonces volveremos acá, y lleva­ remos al cielo su alma, luego que desampare el cuerpo »411. * Profecías de la reforma .— Hay tres casos concretos de pro­ fecías referidas a la nueva reforma capuchina. La que más destaca 408 Crónica, Lib. 6, cap. XVI, n. 104, p. 294. 409 Lib. 9, cap. XI, n. 97, p. 406. 410 Lib. 10, cap. XVIII, n. 127, p. 467. 411 Lib. 9, cap. XIV, n. 120, p. 416. No son estos casos citados los únicos de los cuales se nos habla en la Crónica, destacan también otros: Al hermano Ángel de Castro de San Pedro le fue revelado el día de su muerte en recompensa por su cari­ dad con los enfermos, Lib. 7, cap. II, n. 11, p. 306. También se les revela su muerte a Luis de Regio, Lib. 6, cap. IX, nn. 51-53, pp. 278-279; a Pedro de Todi, Lib. VII, cap. XIII, n. 80, p. 329; a Juan Bautista de Norsa, Lib. 10, cap. XII, n. 86, p. 451; a Pedro de Mazara, Lib. 10, cap. XVIII, n. 127; a Juan de Salodurno, Lib. 11, cap. IX, n. 53, p. 494; a Mateo de Leonisa, Lib. 12, cap. VI, n. 42, p. 546; n. 45, p. 547.

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