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LA IDENTIDAD CAPUCHINA EN LOS ANALES... 245 que sigue: «... mientras fray Jerónimo venia de la ciudad, empegó el demonio a dar vozes por la boca del miserable a quien posseia, que- xandose de que le atormentavan con gran vehemencia. Preguntá­ ronle quien le atormentava, y qual era la causa de su tormento, entonces mayor que solia. A que él respondio, que la venida de su enemigo era la causa de su novedad... Aquel frayle enjuto, alto, a quien ojalá yo no huviera conocido jamas, es el enemigo de cuya venida me quexo, y al momento... dexó libre al hombre» 402. Toda esta tipología es importante no porque muestre el amplio abanico de intervenciones por parte de los santos, sino porque refle­ ja la necesidades de las personas. La fama de santidad de los frailes suscita una fe, una solución al problema de las personas, en este caso una solución a la enfermedad, y en esta fe se encuentra la necesidad de confiar en lo que está más allá, en lo divino, algo que muestran los frailes con su modo de vida y sus milagros. 1.3.2. Tipos de personas Antes de centrarnos en las diversas tipologías de personas que encontramos en la Crónica tenemos que hacer mención a una difi­ cultad importante: el hecho de que en muchos de los casos no se especifique claramente la tipología de las personas sobre las que tienen lugar los milagros, lo que dificulta claramente la investiga­ ción. Posiblemente esto se debe a que a la hora de recoger los deta­ lles pertinentes sobre los milagros de los que se nos habla, los inves­ tigadores no precisaron con profundidad en ellos. Podría darse también la posibilidad de que a nuestro autor le interesara, más que recoger detalles concretos de todos los milagros, poner el énfasis en la fe de estas personas sobre estas figuras de santidad. De todas for­ mas, afirmar esta segunda posibilidad sería desconfiar demasiado de Boverio, por eso nos inclinamos más por la primera. No tenemos, pues, detalles concretos de todas las personas que recibieron los milagros, pero haciendo el análisis de las que se cita en el relato nos encontramos que de las 78 curaciones que tienen lugar se da un reparto equitativo entre hombres y mujeres: 32 cura- 402 Lib. 9, cap. X, n. 96, p. 406.

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