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202 POLICARPO FELIPE ALONSO en la Crónica los relatos a este respecto, ya que casi todos resplan decen con todo género de virtudes. Algunos, como Bernardo de Asís, aunque eran niños, mostraban una perfecta y madura vejez, lo que hacía, en el caso de Bernardo, que la gente de Asís le conside rase como un ángel 3l6. Entre las virtudes más destacadas destaca la afición de muchos de ellos a la misa ya desde pequeños, a visitar iglesias y a frecuentar algunos conventos de religiosos317... Quizás el más radical de todos sea Mateo de Bascio, el cual dedicaba lar gos momentos del día a hacer oración, también observaba algunos ayunos y ejercía la predicación, vistiendo una túnica larga 318. En lo visto hasta aquí debemos resaltar dos ideas claras: a la hora de fijar la procedencia de los religiosos es importante tener en cuenta que el peso de la misma no está en el linaje familiar, sino en la vida virtuosa que viven los padres y que transmiten a sus hijos. Y, en segundo lugar, que el relato de la vida de los frailes parte ya de toda una serie de virtudes especiales que adornan su infancia y de difícil demostración, pero que se ajustan a la exigencia del pro grama hagiográfico concreto. Profundizando un poco en el texto descubrimos que básica mente todos los frailes de los que se nos cita el linaje ilustre desta can por su vida virtuosa, pero de todos ellos solamente de uno, Mateo de Leonisa, se nos cita la devoción de los padres, preocupa dos por una educación cristiana de su hijo, aunque más tarde se opusieron a su vida como religioso. De los demás religiosos se nos dice que eran dados a las virtudes, pero no se cita una intervención directa de los padres a la hora de educar a los hijos. A su vez, en la mayoría de los frailes provenientes de linaje humil de se cita el desarrollo de su vida virtuosa, pero sin hacer intervenir directamente a los padres en la misma. Solamente en el caso de Mateo de Bascio se habla de la persuasión de sus padres por inclinarle a la virtud desde pequeño, como ya hemos citado. Es también en el caso de este hermano en el que se nos da la descripción más completa de 316 Lib. 9, cap. XV, n. 122, p. 417. 317 Juan de Zuazo de Medina del Campo, Lib. 11, cap. II, n. 4, p. 472; Mateo de Leonisa, Lib. 12, cap. II, n. 14, p. 535. 318 Lib. 11, cap. XI, n. 65, p. 500.
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