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LA IDENTIDAD CAPUCHINA EN LOS ANALES. 237 rrollo de un culto; sin embargo, dicha admiración surgía también del ejemplo que daban estos hermanos en lo que toca a su opción de vida, al ejercicio de las virtudes. Ciertamente, gozan de mayor relevancia para nuestro cronista y también para el pueblo la confec­ ción de los milagros en aras a destacar la importancia de una figura u otra, y por eso en la última parte de este capítulo facilitaremos aquellos signos milagrosos más destacados. Antes pasemos a ver cómo nace y se desarrolla el culto de estas figuras en lo que toca al pueblo. 1.1. Una fama de santidad Reiteramos, una vez más, que a los ojos del pueblo la confec­ ción de los milagros es la razón fundamental que motiva el naci­ miento de un culto. Así, para la gente los milagros son la principal de las manifestaciones a través de la cual se concretizaba la unión estrecha entre cielo y tierra 377. El rol del cuerpo dentro de este culto es muy importante, ya que existe una mentalidad común insalvable en la creencia popular, la idea de que la santidad se manifestaba a través del cuerpo por medio de indicios fisiológicos, como el fenó­ meno de la incorruptibilidad. Tan importante o más que ese indicio era el fenómeno del olor que podía desprender un cuerpo, hasta tal punto que se dudaba a veces de proceder a la traslación de los res­ tos de un personaje venerado por miedo a que sus reliquias des­ prendieran mal olor 378. La percepción de la santidad está, como podemos apreciar, unida a un código sensorial: olor, tacto y otros fenómenos 379. El paso posterior de la comprobación de la santidad de un personaje, por medio de su incorruptibilidad y buen olor, es el fenómeno de la traslación. Todo el mundo quería tener un santo en su ciudad por lo que ello significaba: curaciones, protección con­ tra las catástrofes naturales... Las reliquias, pues, se convertían en interventoras directas de los acontecimientos, de esta forma comen­ zaban a ganar importancia no solamente el cuerpo de aquel que se 377 Vauchez, La sainteté en Occident, 519. 378 Canetti, 28-33. 379 Vauchez, 513.

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