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230 POLICARPO FELIPE ALONSO llegar de ningún modo a la verdadera, y perfecta possession del divino Espiritu» 364. Esta cita de Francisco de Jesi resume perfectamente en qué con­ siste la verdadera pobreza de espíritu: ya pueden ser muchos los ges­ tos y obras de pobreza que uno tenga que, si no van acompañadas de un ánimo y una confianza en Dios, no tienen ningún valor. «Poco es para conseguir la perfecta Pobrera de espiritu, menospreciar todo lo humano, si uno no se menosprecia también a si mismo, y se ena- gena de si por Dios» 365. Esa misma pobreza verdadera pasa por el desapego de uno mismo en una entrega total a Dios, y esto es lo que realmente le da sentido a toda la pobreza: apartar todo lo que estor­ ba para amar a Dios exclusivamente, para poseerle solo a él, y en él amar a los demás. Se trata de no querer poseer más que a Dios 366. Este tipo de pobreza es alabada en todos los escritos de los ministros generales y provinciales. Bernardino de Asti habla de la pobreza altísima, la cual «conforme a lo que nuestro Padre San Francisco enseña en su Regla, nos ha hecho pobres de cosas temporales, pero nos ha ensalmado en virtudes... Siempre la Altissima Pobrera es rica, y no teme la necessidad, como se le ha dado especial privilegio de pos- seerlo todo en el Dueño, y Señor de todo... Feliz mil vezes la Pobrera, que descuydada de quanto ay en el mundo, no busca mas, que a Dios, en quien deposita la suma de todos sus bienes. A esta, Padres, emos de abragar ansiosissimamente, desta nos hemos de assir, sin dexarla, para que nos passe a ser posseedores del mismo Dios» 367. Otro general, Eusebio de Ancona, insta a los frailes a ser imita­ dores, no ya de la pobreza de san Francisco, sino de la misma pobreza de Cristo 368. Mateo de Bascio se refiere a ella como «Espo- 364 Lib.10, cap. X, n. 71, pp. 444-445. 365 Id., n. 72, p.445. 366 Como se dice en la crónica de Bernardo de Asís, Lib. 9, cap. XVI, n. 129, p. 419. 367 Lib.10, cap. I, n. 6, p. 424. 368 Lib.12, cap. I, n. 3, p. 532.