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LA IDENTIDAD CAPUCHINA EN LOS ANALES.. 215 estos frailes a realizar las curaciones es la caridad para con los nece­ sitados,; y a esta caridad debemos añadir la fe de la gente del pue­ blo en estos frailes. Cita en una ocasión Boverio, a propósito de fray Antonio de Córcega, que «con la fama que se avia estendido por todas partes, y en particular en Fulgino, de la santidad de fray Anto­ nio, venian a el los enfermos de los lugares mas distantes de alli, a que los sanase...»341. Por tanto, todo el relato de la vida de este mode­ lo de santo se configura en torno a cuatro palabras clave: Virtudes- santidad-fe-milagros. Se trata de una forma de santo en el que prima más, cuantitativamente hablando, el milagro que la virtud. 2.2. El buen fraile Caracterizado bajo el modelo del santo virtuoso, muy abundan­ te en el relato, y también bajo del modelo del santo converso, que destaca por una vivencia radical de las virtudes. 2.2.1. El virtuoso Este tipo de santo, junto con el predicador itinerante que ya hemos visto, es el que más prolifera en la Crónica , ya que todos los frailes sobre los que se nos relata tienen una vida virtuosa que viene a corresponder a un paso previo para la santidad, como vimos en el anterior modelo de santo. A pesar de esta generalización de virtudes a la que estamos haciendo referencia, destacan algunos frailes a los que Boverio pare­ ce haber colocado una plantilla para describir todas sus virtudes; se trata, en concreto, de Pedro de Todi, Francisco de Palemón, Jeróni­ mo de Montepoliciano, Bernardo de Asís, Justino de Panigaleo, Antonio de Córcega y Francisco Titelman. Se trata de hermanos para los cuales la oración constituía una búsqueda constante y diaria de Dios, y a ésta acompañaban una po­ breza extrema en muchas ocasiones, junto con todo tipo de mortifica­ ciones, ayunos y penitencias. En el relato de las vidas de estos herma- 341 Lib. 10, cap. IV, n. 28, p. 431.

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