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LA IDENTIDAD CAPUCHINA EN LOS ANALES... 213 sa, como José de Ferno cuando instituyó la oración de las cuarenta horas 337, no dudan en recorrer todos los rincones necesarios para hacer partícipes a todos de ese descubrimiento. Así, Milán, Pavía, Sena, Bourges, Arecio, Eugubio... recibieron los favores de tal devo­ ción y la presencia de este hombre 338, empeñado en difundir su tesoro particular. Pero, como venimos diciendo a lo largo de toda la exposición, el hermano que se ajusta a este modelo de santo itinerante no posee solamente estas características fundamentales que permiten bosque­ jar la figura del santo predicador, sino que también existen otra serie de elementos de que son partícipes como, por ejemplo, la confec­ ción de todo tipo de signos paranormales y de milagros. No olvide­ mos que Mateo de Bascio es el único personaje de la Crónica que tiene una causa de beatificación, y el ejercicio de las virtudes. Como conclusión podemos decir que el santo apóstol bajo la forma del predicador itinerante, se caracteriza por su deseo de sem­ brar la palabra de Dios en todos los lugares, buscando siempre el beneficio de las personas y la salvación de sus almas, y no dudan­ do en entregarse del todo a una causa que consideran provechosa. A su vez, la práctica de milagros y la vivencia intensa de las virtu­ des configura a este modelo como una auténtica figura de santidad. Sin embargo, se trata de un modelo de santo vinculado más a la vir­ tud que al milagro. 2.1.2. El curandero Reiteramos, una vez más, que el don de la curación no es un don limitado, ya que casi todas las figuras de la Crónica realizan algún tipo de curación en vida o después de morir. Por tanto, la forma del santo curandero dentro del modelo del santo apóstol es muy socorrida en la obra de Boverio. Nosotros hemos querido cen- 337 Esta oración es una conmemoración de las Cuarenta Horas que estuvo en el sepulcro el cuerpo de Cristo, y la forma de ejercitar tal memoria era exponiendo en la iglesia el Santísimo sacramento por espacio de cuarenta horas, confesarse y conmulgar. Lib. 12, cap. XVII, n. 137, p. 577. 338 Id., nn. 139-142, pp. 577-579.

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