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212 POLICARPO FELIPE ALONSO las penas del abismo infernal, anunciándoselo... con palabras de puro zelo y de espíritu fervoroso» 333. Por lo que respecta al estilo de la predicación: «... no cuydaba de palabras compuestas y hermosas en la pre­ dicación, sino de fervor y eficacia en lo que persuadia» 334; «... sus palabras eran simples y agrestes, no vertidas de colores retoricos ni con aparato de lenguaje, sino que siendo alimento espiritual, se acomodovan mas propiamente al paladar del pueblo rudo que al gusto delicadissimo de los nobles» 335. Vemos cómo tratan de descartar en su predicación todo tipo de retórica y de relleno que aleje de su verdadero cometido: la salva­ ción de las almas y la cercanía a todo el pueblo. El verdadero come­ tido era llegar a las almas y procurar su salvación, para ello sólo les bastaba utilizar un lenguaje asequible para todos. Este mismo estilo es el que utilizaba José de Ferno durante sus sermones, empleando como tema ordinario: «... el arrepentimiento de los pecados, el odio y detestación de la culpa, la renovación de la vida primera, la conversión del animo a Dios, el menosprecio de las vanidades del mundo, el desapego de los deleytes carnales, el afecto a los bienes eternos, el amor a Dios sobre todas las cosas» 336. Hacemos fuerza en estas ideas de los temas de la predicación no solamente por lo que toca al estilo de la misma o a los temas que trataban, sino para ver la intención que este modelo de santo pretendía con dicha predicación: la salvación de las almas. Por tanto, lo más importante para este hermano itinerante son las personas y la salvación de sus almas, no el estilo propio de su predicación. Por eso, cuando descubren una devoción que consideran provecho- 333 Lib. 2, cap. I, n. 1, p. 65. 334 Lib. 11, cap. XI, n. 70, p. 502. 335 Lib. 7, cap. VI, n. 45, p. 316. 336 Lib. 12, cap. XVII, n. 138, p. 577.

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