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PRESENCIA DE C. G. HUMBOLDT EN H. G. GADAMER 165 bre una libertad limitada frente a la lengua; sin embargo, este con­ cepto del lenguaje para Gadamer representa un obstáculo a su obje­ tivo. La forma lingüística y el contenido transmitido no pueden sepa­ rarse en la experiencia hermenéutica. Si cada lengua es reflejo de la peculiaridad espiritual, no lo es en tanto representante de un deter­ minado tipo de lengua, sino en virtud de lo transmitido y hablado en ella. L a len g u a y la c o m pren sió n d el m u n d o El interés normativo que lleva a Humboldt, a realizar su com­ paración de la estructura lingüística de las lenguas no anula el reco­ nocimiento de la individualidad. Considera Humboldt, de manera más decidida que Scheleiermacher, la individualidad como un mis­ terio que nunca se abre del todo. Sin embargo, esta misma tesis sólo pretende ser entendida como relativa. En la concepción idealista-univeral de Humboldt subyace empero el esquema de la metafísica leibniziana. Cada una de las lenguas se torna en una cosmovisión aislada y sólo la totalidad de éstas constituye el campo de objetividad que nos es asequible. Pues cada lenguaje es un eco de la naturaleza universal del hombre. La idea central de Humboldt al respecto es que cada lengua lejos de ser un instrumento del que nos servimos para expresar o comunicar contenidos de pensamiento, el lenguaje y el hablar cons­ tituyen una unidad inseparable, una dependencia mutua entre el pensamiento, la palabra, que representan de forma prioritaria, una determinada visión del mundo. La diversidad de las lenguas no es sólo la de los sonidos y signos, sino una diferencia de las concep­ ciones del mundo. Por tanto, sólo con la ayuda de la lengua nos es posible captar el mundo, sus objetos, relaciones y propiedades; y lo aprehendemos con una determinada lengua y de una determinada manera: cada lengua contiene una «visión del mundo», una específi­ ca representación del mundo y su estructura, una ontología propia. Así pues, el mundo aparece al ser humano ya estructurado por su lenguaje. No existe un mundo que percibamos de forma pura, obje­ tivamente; si es comprensible todo lo que se nos aparece, lo es a través de núes tras categorías del lenguaje, mediante las cuales asi­ milamos y clasificamos la experiencia.

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