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164 ÁNGELA BENABARRE ARIÑO acción que se ejerce sobre ella logra una individualidad que consti­ tuye su carácter, y que determina, en cuanto lo producido por ello en el tiempo, influye en el individuo y en su individualidad. Si bien no se puede hablar en las lenguas de un origen común, si puede suponerse una conexión general, una estructura orgánica completa, de formación primera. Una forma fija que, sin embargo, como productos vivientes del espíritu podrá continuar el proceso de refinamiento ilimitadamente o sólo limitadamente por la configu­ ración dada 12. Las formas gramaticales esenciales de las lenguas siguen siendo las mismas. Es un fenómeno notable, constata Humboldt, que no se haya encontrado aparentemente ninguna lengua más allá del límite de una formación gramatical completa, aún en el grado ínfimo en la escala del desarrollo de las lenguas más primitivas. Y debe valer, como máxima en la investigación lingüística, buscar la conexión, examinar en cada lengua particular si se ha formado independiente­ mente y de una sola matriz o si se ha mezclado con elementos extra­ ños en su formación gramatical o léxica. Esto no excluye el que la comparación de las lenguas busque un baremo de perfección y desde el cual se lleguen a diferenciar. Sin embargo, no hay un baremo previo, sino que Humboldt gana este baremo desde la creencia interna del lenguaje que «consiste en verter la materia del mundo concreto en la forma del pensamiento»13 y la potencialidad de sus manifestaciones. El camino que sigue Humboldt en su investigación está deter­ minado por la «abstracción hacia la forma». Y así, la universalidad del nexo del pensamiento y lenguaje, por mucho que Humboldt ponga al descubierto el significado de las lenguas humanas como reflejo de la peculiaridad espiritual de las naciones, queda restringi­ da al formalismo de un «poder hacer». Como formalismo, pues, se distingue de toda determinatividad de contenido propio de lo habla­ do. En este sentido, la fuerza lingüística es superior a todas las fuer­ zas de contenido. Aunque Humboldt conserve en la vida histórica del espíritu el lenguaje concebido como forma y le confiera al hom- 12 H. G . G adamer , o . c ., 22. 13 O. c., 22.

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