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PRESENCIA DE C. G. HUMBOLDT EN H. G. GADAMER 161 EL LENGUAJE Y EL CONOCIMIENTO Humboldt, en cuanto al análisis de la facultad cognoscitiva, trata de suprimir la antítesis entre el espíritu individual y el espíritu objetivo. Sin embargo, al respecto, el camino que sigue no es la intuición inte­ lectual, sino la vía del fenómeno. El lenguaje no proviene propiamente del objeto, sino que el propio lenguaje es siempre actividad espiritual que «entra como factor decisivo en toda nuestra representación de los objetos»8. En el contexto, sin embargo, de una visión realista-objetiva apenas se tiene en cuenta esta subjetividad, lo cual dificulta nues­ tro conocimiento del lenguaje. La auténtica idealidad del lenguaje está fundada en su subjetividad. Pero el material de la sensación interna únicamente puede estamparse en conceptos mediante la facultad indi­ vidual de representación que posee el hombre y que es inseparable de su lengua. Así pues, resulta claro, en la mutua dependencia de pensa­ miento y palabra que las lenguas no son medios para representar la verdad ya conocida, sino mucho más: instrumentos para descubrir la verdad antes no conocida. Y, aquí está contenido para Humboldt, el fundamento y la meta de toda investigación lingüística. En este punto, Humboldt media entre Kant y Herder; desde una visión lógica hacia una visión idealista universal fundada en la doc­ trina leibniziana: cada mónada ofrece una perspectiva a la totalidad, y esta totalidad de perspectivas constituye el concepto de la objetivi­ dad. Así, la subjetividad en tanto eco de la humanidad constituye la objetividad. E l LENGUAJE: MATERIA Y FORMA En Humboldt, la tercera antítesis que consiste en diferenciar la materia de la forma y, que se alcanza en el concep to de síntesis, constituye su visión integral. Visión que encuentra sus raíces en el círculo kantiano. Aquí también materia y forma, como antes las antítesis de «sub­ jetivo» y «objetivo», «individual» y «universal» no son partes desvincu­ ladas a partir de las que se integra en proceso el lenguaje, sino 8 O. c., 23.

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