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168 ÁNGELA BENABARRE ARINO Para Humboldt el lenguaje nos introduce en una determinada relación con el mundo y en un determinado comportamiento hacia él. Para el hombre está ahí como mundo en una forma particular y humana, frente al mero entorno del animal. Para Humboldt el lenguaje nos introduce en una determinada relación con el mundo y en un determinado comportamiento hacia él. Con esto quiere decir que el lenguaje goza de una especie de existencia autónoma frente al individuo. No obstante, lo importante para Gadamer es lo que subyace a esta idea: el lenguaje no afirma a su vez una existencia frente al mundo que habla a través de él. No sólo el mundo es mundo en cuanto que accede al lenguaje: el lenguaje sólo tiene su verdadera existencia en el hecho de que en él se representa el mundo. La humanidad originaria del lenguaje sig­ nifica, pues, al mismo tiempo la lingüisticidad originaria del estar- en-el-mundo del hombre. A diferencia de los demás seres vivos, el hombre tiene «mundo», mundo que en cuanto suelo común une a los hablantes; con un comportamiento libre y distanciado cuya rea­ lización cuya realización es siempre lingüística. El lenguaje es una posibilidad variable del hombre, de uso completamente libre. Y el lenguaje es, por su esencia, el lenguaje de la conversación y me dio universal en el que se realiza la comprensión misma. El lenguaje es el medio de la experiencia hermenéutica. Ángela B enabarre A riño Huesca

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