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«SI AL SILENCIO LLEGARAS...- ORAR PERSONALMENTE. 131 tro de la misma Iglesia, por mucho que, como decimos, se la pon­ dere desde lados oficiales: «Hay una oración del sistema que se expresa en forma de representación, como espectáculo circense, gran teatro del mundo, organizado por los medios (radio, internet, televisión). Vivimos en una sociedad mediática. Ciertamente los ‘medios’ en sí son neutra­ les y pueden ayudar al ser humano, pero son aprovechados por los triunfadores y, además, pueden crear adición y no comunión. Por eso, la palabra de la Iglesia debe superar ese nivel y conducir­ nos con Jesús al lugar de la ruptura orante, al encuentro personal con Dios. Jesús rechazó el culto del sistema (sacrificios, ritos nacio­ nales), para dialogar con Dios desde la vida, en comunión directa con los hombres y mujeres de su entorno. Ciertamente, la iglesia actual habla de oración, pero a veces parece que le tiene miedo. La mayoría de los templos cristianos de occidente se han cerrado o son para turistas. Muchos orantes usan recetas o modos orienta­ les, como si la fuente de misterio de la Iglesia se hubiese secado: no hay apenas contemplativos; las admirables mujeres de las tradi­ ciones monacales (benedictinas, franciscanas, carmelitas) viven cerradas en clausuras legales, bajo el dominio de clérigos no oran­ tes y su influjo no parece grande en el conjunto de la iglesia...**21. Por eso, el mismo X. Pikaza habla de la posibilidad de ir cons­ truyendo una «contemplación liberadora»* que mezcle la experiencia del misterio y la apertura hacia los pobres 22, un estilo de oración personal que no deje de mirar tanto a la Palabra como a la vida en unidad vital, en estructura existencial, indivisible por tanto. ¿Es posi­ ble lograr esto teniendo la historia que tenemos a nuestras espal­ das? ¿Es posible atisbar un estilo de oración personal capaz de mez­ clar experiencia de Dios y visión secular del mundo en dosis similares? O como se preguntaría D. Bonhoeffer: ¿Es posible vivir hoy una oración «no religiosa**23, en el «centro de la vida** 24 y no solamente en los límites? He ahí la tarea. 21 X. Pikaza, o. c ., p. 431 - 22 Ibid., p. 433. 23 Cf. D. B onhoeffer , Resistencia y sumisión, Ariel, Barcelona 19712, p. 213. 24 Ibid., p. 198.

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