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150 FIDEL AIZPURÚA 1. H isto ria d e la experien cia Ha pasado por muchas vicisitudes, pero podemos decir que data de hace quince años en que tres hermanos decidimos aunar esfuerzos para potenciar la oración personal. Creimos, y no nos equivocamos, que la ayuda fraterna podría suplir en ocasiones la debilidad innata al hecho mismo de orar. El tiempo nos dio la razón. En estos quince años, y como es comprensible, el grupo (si es que así puede llamarse) ha variado mucho. Podemos decir que han orado con este plan varios años unas 20 personas; que dos comuni­ dades, una de religiosas y otra de religiosos se independizaron de dicho plan haciendo el suyo propio y les ha ido muy bien; que en la actualidad, unas 15 personas reciben el material pero solamente hacen el trabajo unas 9. Estos son los pequeños datos, pobres si se quiere. Pero la fuerza y el valor de este trabajo no está en el núme­ ro de quienes lo emplean sino en las posibilidades que abre la Pala­ bra orada y esas están siempre vivas. Hasta ahora hemos orado, a razón de una perícopa por sema­ na, los siguientes textos: Salmos (tres años), San Juan (dos años), Hebreos (un año), la obra de Lucas (seis años), 1 Juan (un año), Marcos (dos años). Nos aprestamos a orar Romanos teniendo siem­ pre en el horizonte la posibilidad de pasar nuestra «vida orante» lle­ gando a trabajar, al menos, la totalidad del NT. 2 . T ra sfo n d o teo ló g ic o No solo por razones teológicas o eclesiales, sino también espi­ rituales y personales, hemos creído que la fe, y por ello la oración, habían de forjarse a la sombra de la Palabra. Por eso mismo, nunca hemos dudado que el trabajo orante personal ha de tener, de una u otra forma una conexión directa con la Palabra. Orar con la Palabra no es solamente un gusto personal sino un conectar con la fuente misma de la que brota la vida de la Iglesia. Por otra parte, y aunque se trataba siempre de una oración per­ sonal, hemos hecho un esfuerzo por creer y vivir la eclesialidad del Mensaje. Eso quiere decir que, puestas en común las experiencias de la Palabra que los creyentes acumulan, la persona puede benefi­ ciarse mucho de esa oferta. La sencilla evaluación, el semanal com-

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