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«SI AI, SILENCIO LLEGARAS...- ORAR PERSONALMENTE.. 147 sonal puede ser un camino valioso para descubrir, situarse y vivir en esos dinamismos que son realmente los apoyos de la f e 52. b) Una oración liberadora Porque la oración personal no puede entenderse tanto como un ejercicio religioso sino como la comprobación de que, mediante ese trabajo, se convierte uno en agente de liberación para sí mismo y para su entorno 53. Es entonces cuando la oración se ve libre del dualismo de los propósitos, de la preocupación de que influya en la vida y se lanza, por imperativo evangélico, a construir una obra de liberación que, como es lógico, tiene como destino final la vida de los pobres. c) En conexión con el h echo social Habiendo entendido que nuestra vocación, por así decirlo, como una delegación de la humanidad para el cultivo, recuerdo y construcción de los valores arquetípicos de la vida 54, la oración per­ sonal tendrá casi sin pretenderlo una conexión con el hecho social. Esta no versará explícitamente sobre actuaciones sociales concretas sino más bien sobre actitudes a cultivar para entender, amar y cola­ borar en esta aventura de lo humano de la que el orante se siente cada vez más parte. d) En modos d iferen ciados Porque si algo no soporta esta manera de orar es la uniformidad en cualquiera de sus sentidos (tiempos, estilos, métodos, planes, etc.). La diversidad es un elemento evidente de la cultura secular. Ese mismo componente ha de hacer parte de la manera de orar. Por eso 52 Como ocurre en el mismo Evangelio: Cf. Jn 14-16. 53 Cf. X. P ik a za , o. c.y p. 433. 54 El amor, la libertad, el servicio, el apoyo al débil, la felicidad, la plenitud, etc., que no son sino los mismos valores evangélicos: Cf. la catequesis marciana Me 9-10.

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