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128 FIDEL AIZPURÚA peculiares y dudosos mecanismos sobre la misma realidad de Dios tipificados en la llamada «oración de petición». Porque en eso sí que se puede parafrasear el dicho de «dime cómo rezas y te diré el Dios en el que crees»6. De ahí que cada vez se presente como tarea más necesaria la de recuperar la oración (o quizá reiventarla) desde la más simple y básica experiencia existencial del ser persona. No exageran quienes dicen que uno de los grandes retos de la VR actual es recuperar el sentido de la teología y de la oración 7. Esta recu­ peración se hará con gran dificultad desde lados religiosos y quizá puedan esbozarse respuestas útiles desde lados existenciales. Efec­ tivamente, tal vez sea imposible reconstruir el edificio de la ora­ ción personal si, a la vez, no se hace un trabajo por afrontar con decisión la corrupción que soporta desde siglos esta actividad cris­ tiana. Envuelta en un misticismo indiscernido 8 la oración ha sido mezclada al alejamiento de la realidad, al aislacionismo, a la valo­ ración religiosa que desautoriza lo histórico, a la rutina aletargan­ te que se mezcla en fuertes dosis a los mecanismos religiosos. En ese terreno resulta harto difícil un planteamiento nuevo y estimu­ lante. Por eso, la recuperación de los valores de la fe, la oración en concreto, desde arraigos existenciales, fuertemente históricos tal vez sea la única salida por intentar cuando hemos visto fraca­ sar a tantas otras. Obran en este trabajo intuiciones de raíces hondísimas que tie­ nen difícil tratamiento, pero a las que alguna vez será preciso dar cara y que de una u otra forma volverán recurrentemente en esta reflexión. Consigno dos, a modo de ejemplo. En primer lugar la pri­ macía de Dios, lo que conlleva automáticamente la secundariedad de lo humano. Este esquema, aún fuertemente vigente, requiere un retrabajamiento no solamente desde lados teológicos 9 sino desde 6 A. T o rres Q u eiruga, Recuperar la creación. Por una religión humanizado- ra, Sal Terrae, Santander 1997, pp. 245-294; F. V arone, El Dios ausente. Reacciones religiosa, atea y creyente, Sal Terrae, Santander 1992, pp. 161-277. 7 D. O ’M urchu , Rehacer la vida religiosa. Una mirada abierta alfuturo, Publi­ caciones Claretianas, Madrid 2001. 8 El indiscernimiento es la parálisis de toda renovación del trabajo orante. 9 Cf. J. M. V elasco, art. cit., p. 208.

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